Viernes 6pm recibo una
llamada de un amigo con una peculiar propuesta:-¿Vamos a Huaraz?
-¿Cuándo sales?- le pregunto.
- Hoy a las 11pm, en 5 horas. Es que mi novia me acaba de cancelar por un tema con sus tesis y no quiero perder la reservación del hotel que me han dicho que esta increíble.
Lo pensé unos segundos: -¡a la mierda… vamos!
Unas horas después, y viaje de madrugada de por medio, llegamos a Huaraz y tomamos un taxi al hotel.
El Lazy Dog Inn es un hotel/lodge situado a las afueras de Huaraz (media hora), en medio de las montanas, casi al pie de un nevado y con una vista de la ciudad desde lo alto. No existe nada en la periferia, fuera de montanas, campos de cultivo y vegetación.
Al entrar a la cabaña principal del hotel, nos recibe Nick (o Nico como se hace llamar); un joven de Chicago que vive en Huaraz hace unos anos, y hace uno es administrador/anfitrión del hotel. Con bastante naturalidad y con su grueso acento gringo de por medio, nos muestra las instalaciones. Al llevarnos a nuestra 'suite' entendí que para todos seria un hecho que éramos una parejita gay en escape romántico; la suite era amplia, de techos altos, rustica, con un sofá frente a una gran chimenea, tina espaciosa con una cajita de inciensos y una pluma en la mesa de noche. Sin duda el sitio perfecto para ir en plan romanticón (mi pata extraño a su novia más que nunca). Felizmente había una cama adicional.
Durante el día fueron llegando más huéspedes a las pocas habitaciones y cabañas que tiene el hotel. En su mayoría eran parejas jóvenes de extranjeros, con la intención de alejarse de la ciudad y el ruido.
Lo curioso, y sin duda lo mejor del lugar, es que funciona como si fuera un Hostel de mochileros pero (casi) cinco estrellas. El desayuno y la cena se servía en una larga mesa, con Nick siempre a la cabecera al lado de su simpática novia chiclayana Ada, y todos los huéspedes compartiendo (casi siempre en inglés) como una gran familia. Esa mesa era como una sucursal de la ONU, con gente de todo el mundo y con los más diversos backgrounds.
Esta escena se repetía todos los días y continuaba en la gran sala común, al pie de la chimenea al son de vino y cerveza luego de comer y en las tardes después que cada quien llegara de sus treks.
Estaba la pareja de recién casados en su luna de miel con Huaraz como primera parada; James británico documentalista y Elektra, modelo que vive entre Nueva York y Paris. No dudaban en sacar una botella de champagne para compartir con sus desconocidos amigos. Después de todo estaban en su luna de miel.
También estaba Claire, una profesora inglesa, viajera y experta jinete, a quien me será difícil olvidar, ya que estuvo conmigo en uno de los momentos donde puedo decir que experimente felicidad plena, sin peros: galopando por tres horas, a gran velocidad, en medio de las montanas, al borde de los precipicios, entre ovejas bueyes y vacas, y al pie de los nevados. Increíble.
Se unieron luego a la 'familia', este simpático y pequeño coreano parecido a PSY con su dulce y callada novia norteamericana, un maltés (gentilicio de la isla de Malta) plurilingüe y una peruana con su novio gringo.
Nota aparte para Trevor; un
americano afincado en el Perú de unos cincuenta años, con quien sin duda he
tenido las conversaciones más interesantes y apasionantes en muchos años. Este
personaje, brillante y alocado, tenía un conocimiento del país y unas ideas
alucinantes para cada tema que tocábamos. No tengo claro a qué se dedica, pero
lo que figura en su tarjeta de negocios que me entrego, puede describir un poco
lo que trato de explicar: 'Right thinking' decía en ella.
Este es un sitio increíble,
donde todo funciona muy relajado, con espíritu comunal, en buena onda, sin
intermediarios (la cocina está abierta para quien quiera, conectada a la sala
comunal, por ejemplo), donde se come increíble (las verduras se sacan
directamente del huerto del lodge), y perdido en medio de un paraíso andino.
En fin, el Lazy Dog Inn; lo recomiendo altamente, sobre todo a quien quiera desconectarse, le guste la naturaleza, quiera conocer gente interesante y tenga mente abierta.
-¿Cuándo sales?- le pregunto.
- Hoy a las 11pm, en 5 horas. Es que mi novia me acaba de cancelar por un tema con sus tesis y no quiero perder la reservación del hotel que me han dicho que esta increíble.
Lo pensé unos segundos: -¡a la mierda… vamos!
Unas horas después, y viaje de madrugada de por medio, llegamos a Huaraz y tomamos un taxi al hotel.
El Lazy Dog Inn es un hotel/lodge situado a las afueras de Huaraz (media hora), en medio de las montanas, casi al pie de un nevado y con una vista de la ciudad desde lo alto. No existe nada en la periferia, fuera de montanas, campos de cultivo y vegetación.
Al entrar a la cabaña principal del hotel, nos recibe Nick (o Nico como se hace llamar); un joven de Chicago que vive en Huaraz hace unos anos, y hace uno es administrador/anfitrión del hotel. Con bastante naturalidad y con su grueso acento gringo de por medio, nos muestra las instalaciones. Al llevarnos a nuestra 'suite' entendí que para todos seria un hecho que éramos una parejita gay en escape romántico; la suite era amplia, de techos altos, rustica, con un sofá frente a una gran chimenea, tina espaciosa con una cajita de inciensos y una pluma en la mesa de noche. Sin duda el sitio perfecto para ir en plan romanticón (mi pata extraño a su novia más que nunca). Felizmente había una cama adicional.
Durante el día fueron llegando más huéspedes a las pocas habitaciones y cabañas que tiene el hotel. En su mayoría eran parejas jóvenes de extranjeros, con la intención de alejarse de la ciudad y el ruido.
Lo curioso, y sin duda lo mejor del lugar, es que funciona como si fuera un Hostel de mochileros pero (casi) cinco estrellas. El desayuno y la cena se servía en una larga mesa, con Nick siempre a la cabecera al lado de su simpática novia chiclayana Ada, y todos los huéspedes compartiendo (casi siempre en inglés) como una gran familia. Esa mesa era como una sucursal de la ONU, con gente de todo el mundo y con los más diversos backgrounds.
Esta escena se repetía todos los días y continuaba en la gran sala común, al pie de la chimenea al son de vino y cerveza luego de comer y en las tardes después que cada quien llegara de sus treks.
Estaba la pareja de recién casados en su luna de miel con Huaraz como primera parada; James británico documentalista y Elektra, modelo que vive entre Nueva York y Paris. No dudaban en sacar una botella de champagne para compartir con sus desconocidos amigos. Después de todo estaban en su luna de miel.
También estaba Claire, una profesora inglesa, viajera y experta jinete, a quien me será difícil olvidar, ya que estuvo conmigo en uno de los momentos donde puedo decir que experimente felicidad plena, sin peros: galopando por tres horas, a gran velocidad, en medio de las montanas, al borde de los precipicios, entre ovejas bueyes y vacas, y al pie de los nevados. Increíble.
Se unieron luego a la 'familia', este simpático y pequeño coreano parecido a PSY con su dulce y callada novia norteamericana, un maltés (gentilicio de la isla de Malta) plurilingüe y una peruana con su novio gringo.
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En fin, el Lazy Dog Inn; lo recomiendo altamente, sobre todo a quien quiera desconectarse, le guste la naturaleza, quiera conocer gente interesante y tenga mente abierta.
4 comentarios:
Me gusta como dejaste de lado los dolores de jeta, espalda, rodillas, nalgas, escalofríos y demas. Finalmente fueron solo condimentos un poco amargos para la gran experiencia perro flojo... De hecho parecíamos maricas pero que chucha fue de puta madre compartir esa experiencia entre patas!!!
jajaja
Tu lo has dicho Wil! Los efectos adversos de los dias guerreros ya no existen.
Tremendo viaje y pensemos en volver pronto!
Habra que ir!!! :)
Hi there
I saw the link of this post in the Lazy Dog web, and I have to say that I totally agree!! It's an amazing and beautiful place.
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