Estoy sentado en una silla muy incómoda que está disfrazada de cómoda. Se maquilla con un acolchonado tapiz de un tela amigable para la piel, de un color sobrio pero cálido. Es un engaño, como miles de otras cosas que uno experimenta a diario. Alguien se beneficia de este engaño, sin duda. Será el fabricante del mueble, que infló el precio de su creación gracias al plus del supuesto comfort extra que brindará su obra al cansino comprador. O tal vez será el inocente sonso que presa de su autosugestión y muchas veces de su orgullo, no es capaz de notar la mentira de la cual es víctima. En fin.
Yo espero. Espero sentado en mi mentirosa silla al fin completamente conciente de haber sido el tonto orgulloso que no había querido reconocer ( a si mismo) que cada vez que me sentaba, sentía múltiples punzadas en las carnosas sentaderas. Espero, pero no se a que. Esto me pasa a menudo, me aborda la sensación de que estoy esperando, aguardando ese algo que estuve anhelando, muy seguro que se aproxima, que tan solo tengo que esperar un poco más para disfrutar de mi merecido premio. Aún con todas estas sensaciones, no tengo ni una clave, ni una pista, de que es eso que me mantiene en posición de espera (mi posición de espera es: Yo, sentado, casi desparramado en mi deshonesta silla de cálido pero sobrio color).
¿Será que me gusta esperar? Puede ser. Es posible que el objeto, que el resultado de esa expectación sea completamente secundario. El placer que se siente ante la expectativa de la inminente sorpresa (aunque nunca llegue) es adictivo, y creo que inclusive he llegado a perfeccionar este proceso. Habitualmente, tras una espera llega lo esperado . Será feliz; en caso llegue el objeto deseado o no tanto en caso no llegue. La desilusión padecida ante una frustra espera es devastadora. Pero al tomar conciencia de mi adicción a esperar, el resultado me es indiferente. Tal vez no indiferente. Prefiero que mi espera no tenga fin, no quiero la sorpresa, soy adicto al proceso, no necesariamente al resultado.
Hace un rato, para variar, estuve esperando. Estuve esperando una llamada. La anticipación de recibirla me recordó mi adicción. Pero esta vez, note incomodidad en mi (¿será la mentirosa silla?), no estaba disfrutando la espera, el placer me duró poco. Lentamente se convirtió en ansiedad y luego en angustia. La realidad me golpeo en la cara con el puño muy cerrado, muy compacto. Me estoy rehabilitando, pensé, aunque me negaba a aceptarlo. Quería seguir disfrutando lo que disfrute toda mi vida. Quería seguir con mi adicción que me recordaba humildemente lo contradictorio que soy.
En total negación me di cuenta que algo raro pasaba, algo me impedia seguir con el goce acostumbrado. Mire la imagen desde afuera y vi que no estaba en mi habitual posición de espera (desparramado en mi agresiva y desconfiable silla), tal vez no estoy disfrutando porque no está el rito completo. Subí a la mentirosa de sobrio color (pero cálido) y sentí que senté mi cuerpo sobre un cúmulo celestial de nubes esponjosas y tibias. Algo cambió, ¿qué había pasado?
Mi conclusión es simple: Se me terminó la paciencia.
15 comentarios:
debe ser bien chévere que al fin de la paciencia llegue la comodidad, pero, francamente, a mí me pasa lo contrario. la paciencia es una disciplina que va a la par de nuestra impaciencia. no son conceptos separados. ojalá que no esperes llamadas sino que llames siempre que quieras hacerlo. beso :)
Estoy de acuerdo con el fin de la paciencia. Igual, no puedo dejar de comentar que es siempre mejor esperar sentado que parado ;o)
entonces... ¿se terminó la espera al terminarse la paciencia?
Creo que es mas importante que definas si se te cansaste de esperar especificamente esa llamada o si en general te cansaste de esperar.
O cambia de silla!!! ;)
Tunche, estas bien necesitado de una buena catarsis.
Primero, coje un aerosol y un encendedor e incendia tu mentirosilla silla. Luego llama a la persona que te hace esperar, y dile todas las lisuras que conoces y las que no conoces tambien. Finalmente sal corriendo en pijama a la calle y grita e insulta a cualquier persona que veas y pegale a todos los policias, luego de eso, te sentiras tan tranquilo, que incluso sentandote en tu chamuscada mentirosilla silla, podras sentirte comodo.
Soy un adicto a esperar. Seré un ¨esperador¨ hasta que ya no pueda esperar. El asunto es que hasta este episodio mi adicción me generaba placer. Ahora sigo adicto a algo que no me gusta. Esto me hace asumir otro nuevo vicio: El masoquismo.
Un abrazo para todos!
Paja tu post tunch.
Yo creo que la espera y las sorpresas nos generan sentimiento intensos a todo, ya sean buenos o malos. Solo has cambiado de polo, sigues itenso.
Saludos a toda la peluca
Groso como tu solo mi amor!!!!!
Paciencia tunche, es solo aprender a disfrutar el camino viendo el paisaje.
Felicitaciones Fiore la peluca del mes!!! haha:)
yo creo q es la silla...
YEEEEEEEEEE
muchíiiisimas gracias!!! jaja
finalmente eh!
este mes es muy importantísimo para mí... de sobremanera... así que se que ahora con el nombramiento de la peluca todos me ayudaran con sus vibras positivassss
gracias muchachos
llegó el premio después de tener PACIENCIA! jejeje
abrazos pa todos
Si sospecho que la silla puede ser la causante.
Bien Fiore, para tu curriculum!!
Suerte en lo que se viene!
Felicitaciones a la peluca del mes! buena fiorelita ya te tocaba ;)
Donde estara Triana, que se le extraña!
Fioreeee, muchas felicidades por el nombramiento!
Trianita, where are u??
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