Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

28.2.11

Piano piano si va lontano


Hace un tiempo vi esta iniciativa (streetpianos) de poner pianos en las calles y me pareció muy buena. Obviamente lo primero que pensé fue que se debería replicar en Lima. Me hacía ilusión que algún alcalde decida, en vez de comprar ladrillos rojos, y compre un piano y lo ponga en un parque, una plaza o en la mera calle para que el que quiera se siente y lo toque. Ayer caminaba por el parque Kennedy y me di con la grata sorpresa de encontrar un piano, forrado con papelógrafos con diseños de retablos, encadenado a un árbol, custodiado por un sereno y auspiciado por la revista Caretas. Que bueno, por fin un alcalde había hecho algo interesante, una iniciativa simple y barata pero inspiradora, que trae alegría al transeúnte. Sin embargo la alegría no fue plena, porque algunos metros más allá (bien pocos para ser exactos), había un “predicador” gritando “la palabra”. Era imposible concentrarse en los acordes de Chopin o de Fito Paez, por que por la otra oreja te entraba un zumbido de apocalipsis, pecados, arrepentimientos, enfermedades, desgracias y castigos, auspiciados esta vez gracias a una fina cortesía del amor de dios. Dentro de mi tenía muchas ganas que mandar callar al charlatán, que además de estar hablando cosas que no me interesaban, estaba interrumpiendo el goce de escuchar un recital de piano protagonizado por individuos anónimos que mal no tocaban. Pero mi dilema se centraba en el hecho de que por más que discrepaba con los improperios que soltaba el predicador de esquina, este tenía el pleno derecho y la libertad de hacerlo, a pesar de que interfería con mi derecho a escuchar plácidamente las cuerdas del piano. Por suerte, al poco tiempo se calló y continuó con su intento de higiene cerebral pero esta vez “one to one”. Yo dentro de mí tenía ganas de que se me acerque para mandarlo a la mierda, o para empezar una discusión teologal encarnizada, pero por otra parte en ese momento solo tenía ganas de escuchar al dulce piano. Me quedé sentado unos minutos más y luego continúe camino, con una sonrisa en la cara y con la ilusión de que somos una ciudad cada vez más ciudad. El camino es largo, y un piano no es la solución, pero cual Hamelín con su flauta, puede guiarnos para convertirnos en la Lima cosmopolita que no tenga nada que envidiar a cualquier ciudad europea.

PD: La explotación sostenible de la costa verde puede ayudar mucho también, espero que la tía bacana, junto a Ortiz de Zevallos lo hagan de una vez. Arena, mar, diversión y cultura a un paso de tu casa!


23.2.11

Besos prohibidos

Parece que está de moda la discusión sobre los derechos de los homosexuales. A mi entender es una necia polémica y en general me produce pena darme cuenta que este país, por más desarrollo económico, sigue siendo un país con limitada capacidad de razonamiento y aún sumergido en ideas anacrónicas obviamente alimentadas, para beneficio propio, por las instituciones del monopolio con dios.

Ese estúpido argumento –repetido hasta la saciedad- que apela a la moral , o la falta de ella, por parte de los homosexuales se cae por su propia fragilidad. Si te ofende ver a dos personas del mismo sexo caminando de la mano, o dándose un beso, pues JODETE Y VOLTEATE.
Se está confundiendo un poco la idea de la tolerancia. No tienes que TOLERAR a los homosexuales que se besan, no. Ellos están en todo su derecho, amparado por las leyes, de hacer lo mismo que el común de la gente hace en la vía pública No necesitan que tú los toleres. Es decir, ponerse en plan de víctimas haciéndose los ofendidos al ver a una pareja gay darse un beso es ridículo. Si no quieres que tus hijos vean a dos personas del mismo sexo de la mano, es problema tuyo y de tu hijo. Ahí estás tú para enseñarle como es el mundo y evitar que ese niño, aún con la mente libre de prejuicios, se contamine con los mismos prejuicios que tú tienes.
Los derechos son eso, derechos, por lo tanto nadie debe pedir por favor, suplicar, o buscar aceptación al ejercer lo que por ley es su derecho.

Después de la famosa paliza y metidas de mano de la gloriosa policía nacional a ese grupo de parejas en el centro de Lima escuché con lástima a mucha gente, cercana inclusive, comentando cosas tan hipócritas como: ¨No soy homofóbico, pero si quieren que los respeten mejor que hagan sus cosas en privado¨ . Y peor aún, ante la animalada homofóbica de ese troglodita de Phillip Butters al decir que si ve a unos gays besándose frente a su hija les entraría a patadas (previas advertencias) escuché algo como : ¨Tiene razón. Es su derecho porque están ofendiéndolo…¨
Por donde empezar… No tiene razón. No es su derecho decidir quienes se pueden besar o no delante de su familia. El derecho es de esa pareja en pararse en la calle y demostrarse amor si les provoca, así como lo haces tú con tu trampa. Si alguien se ofende por eso, pues es problema suyo. ¿O acaso pasaría lo mismo con una pareja heterosexual? Evidentemente no. De más está comentar que no es ¨inmoral¨ o ¨atenta contra las buenas costumbres¨ ver a una pareja besándose (sea del sexo que sea), y ningún trauma recaerá al niño que vea ello.

Para terminar, está claro que hubo una provocación de parte del colectivo gay al juntarse frente a la iglesia para darse unos cuantos besitos, pero debe tomarse en cuenta que esa es vía pública, que no hubo una manifestación ni mucho menos y que cuando uno exige sus legítimos derecho y le tiran migajas, no tiene que pedir por favor ni permiso, y muchas veces es necesario llamar la atención con método políticamente incorrectos, como fue lo que ocurrió en el centro de Lima.

16.2.11

Mamarazzi

Recuerdo que me regalaron mi primera cámara de fotos cuando tenía 12 años. Era una Vivitar automática con flash incorporado. Esas típicas maquinas compactas, de color negro, q tomaban fotografías bastante respetables. Para los que no se acuerdan, en esa época había que saber poner el rollo de fotos, y en esos menesteres yo era todo un experto. Aprovechaba al máximo todas las exposiciones (que tal vocablo), al final siempre me salían 37, 38 o hasta algunas veces 38 fotos y media (yo usaba rollos de 36) y siempre enganchaba en los engranajes a la primera, no era fácil, pero yo tenía una técnica infalible. Rebobinar el rollo y mandar a revelar en una hora en Jumbo mate era parte de la rutina. Desde ese tiempo me comencé a interesar por la fotografía, tomaba fotos “artísticas” (al menos para mí eran artísticas), no sólo de personas sino también de paisajes y objetos, porque en realidad desde esos tiempos el objetivo de tener una cámara de fotos era registras los momentos que querías preservar para el futuro y nunca olvidar. Después mi Papá me regaló su Nikon FM10, una de esas que había que enfocar y utilizar el fotómetro, todavía teng

o esa excelente cámara aunque ya casi no la uso. Más tarde, ya en la universidad, llevé un par de cursos de fotografía que me abrieron mucho el panorama y reafirmaron mi gusto por el arte, sin embargo hasta el momento no la he practicado a cabalidad, cosa que en algún momento me gustaría hacer.

La historia cambió con las cámaras digitales, no solo por la novedad, o adaptación de la tecnología, sino principalmente por un tema de costos. Antes te costaba cada foto que tomabas, desde el rollo, hasta la revelada (repito: siempre en jumbo mate). Pero hoy eso ya no es un tema, sólo tengo un único costo que es cámara en sí, que en realidad hay opciones bastante económicas, y listo. Tomo las fotos que quiero, si se me llena la memoria las puedo pasar todas a la computadora o borrar las que no me interesen o hayan salido desenfocadas o mal. Es así que esto ha desatado una fiebre fotografía en la que la gente tiene complejo de fotógrafo de modas y se ponen a disparar el obturador a discreción, tomando miles de fotos que seguramente nunca más volverán a ver. En algunos casos por allí que las suben al facebook, tagean a todo el mundo y allí muere el payaso. A menos que seas alguien muy metódico, que organices tus fotos con algún programa que te ayude a eso o poniéndolas en archivos por fechas, eventos o lugares, pero en realidad no conozco a mucha gente con esas costumbres.

Yo personalmente no soy partidario de esta nueva moda. Me parece que las personas que abusan del uso de la cámara digital lo hacen con frivolidad y sinsentido. Es casi como un tic producto de la cultural juvenil pop, que ya se ha expandido irreversiblemente a toda la población. Algo que en mi época era exclusividad de los turistas japoneses, hoy hasta los más incautos fotógrafos abusan con el uso de sus dedos índices.

La semana pasada vinieron a visitarme mis sobrinos, y tan linda y familiar ocasión tiene que ser registrada a través del lente de la cámara de mi Mamá. Sin pedir permiso ni perdón, comienza la faena fotográfica con el primer rayo de luz natural. De una manera invasiva, intrusiva y agresiva, registra todos tus movimientos, segundo a segundo. Los momentos más cotidianos son registrados espontáneamente, sin aviso. Al mismísimo estilo Paparazzi, queriendo captar cada momento, pensando que capturándolo en algunos bytes, ese momento cobrará un significado especial y formará parte del “museo vivo del pasado de la familia”. Está bonito tomarse unas fotos, registrar los momentos, posar, sonreír, pero de allí a tener un lente observándote (y registrando lo observado) todo el pinche día es abusivo. Donde queda mi derecho a la intimidad y la privacidad. Inclusive creo que la constitución contempla en alguna parte esta figura y ampara al ciudadano cuando estas se ven amenazadas. Yo me siento cohibido e inhibido cuando tengo personas a mí alrededor con una cámara digital, y no es por el tema de una posible exposición indeseada a través de alguna red social, sino por el hecho en sí, de no respetar mi espacio y mi momento. Por otro lado, por más exacto que sea el registro de una cámara digital, ya pones un intermediario entre la realidad y el ojo, no creo que haya mejor registro de la vida que el que hacemos directamente a través de nuestros propios ojos. El que está tomando fotos, y cree que va a capturar el momento de por vida está equivocado, lo que en realidad está haciendo es perdiéndose el verdadero momento.

Si bien me gusta la fotografía, y las buenas fotos, sean de personas, de buenos momentos o artísticas, siempre en su medida justa. Yo creo que mi memoria es la mejor cámara de fotos, mi lente esta ajustado a mi medida y me permite captar selectivamente lo que yo quiera y guardarlo en mi memoria el tiempo que yo decida, y si me olvido del momento pues será por algún motivo que mi inconsciente habrá creído oportuno olvidar, y me acordaré de lo que sea realmente interesante e importante para mí. Es un tema de decisión.

Dicen que un turista japonés regresa a Japón después de un viaje increíble por Europa. Cuando se encuentra con sus amigos estos le preguntan por su viaje, sus experiencias, sus aventuras, etc. A lo que este les contesta: “No sé, todavía no he revelado mis fotos”.


9.2.11

Rey busca reino



Hace unos días vi este corto animado francés, y debo decir que me pareció de los mejores que vi (mi memoria es frágil), pero sobretodo, me pareció que venía a pelo para el clima electorero en que vivimos. No estaría de más que todos esos ¨reyes¨ que buscan a como de lugar conseguir un reino vean el final del corto.

El poder es el bien más preciado, incluso más que el mismo dinero, total… la plata llega sola.
Les dejo con una frase de un congresista -con afán reeleccionista- Luis Galarreta (si, ese que imita al capitán garfio) que pinta de cuerpo entero la decadencia política en que vivimos.¡ Si créelo! No es broma:

¨Yo no entré a la política para ser un buen samaritano, sino porque me gusta el poder…¨

Tanto descaro tiene su mérito. Al menos es honesto en reconocer que no lo impulsan ideales altruistas sino que solo responde a su ansia de ser rey. Y nosotros somos los topos.

3.2.11

Las 2 manos en el Ratón

La liga para la educación audiovisual nos deleita con un videíto dirigido a todos los "enfermos" amantes de la auto complacencia.

Le dedico este video a todos los que se quedaron ciegos, a todos los flacos, a todos los que están deprimidos, a todos los que no tienen pareja, a todos los hombres, a todos los que tienen pelos en las manos, a todos los que tienen cayos en las manos, a todos los que agotaron sus reservas de espermatozoides, a todos los ojerosos, a todos los neurasténicos, a todos los que se quedaron estériles, a todos los alicaídos, y en especial a todos los ensotanados (perdón Iñaki pero no puedo poner en riesgo la línea editorial de este blog).

Diviértanse y que Dios los coja confesados...



*No rimaría mejor: una mano en el ratón y la otra dentro del pantalón?