Un día como hoy nacieron dos de mis personas
favoritas en el mundo. Uno escribió
cosas que me emocionan y estimulan. Lo conocí a los quince años y desde ese
momento siempre vuelvo a sus cuentos, a sus
historias, sus ideas retorcidas pero brillantes. Se llama Julio Cortázar.
La otra persona, es una chica que conozco desde mucho
más tiempo. Casi desde que nací. Cuando la conocí parecía un fantasmita. Decir
que era blanca como el blanco seria un eufemismo. Volveré a eso en un rato.
Durante todos los años de mi vida escolar tuve en la
carpeta de enfrente a esta chica. Esta chica que tenía las cartucheras más
surtidas, los cuadernos más limpios y
mejor forrados. Esta chica que subrayaba con regla y lapiceros de todos los
colores. Y debo reconocer que haber soportado tener a un delincuente como yo en
la carpeta de atrás por más de seis anos no es poca cosa. Nuestra amistad y
confianza extrema me daban licencias para abusar un poco de esta cualidad que
tiene esta chica; ser una de las personas con más bondad en la sangre que
existe. Suena exagerado y franelero lo sé, pero si la conoces sabes que la cosa
es así. Pero bueno, decir que sus impecables polos o camisas con que iba al
colegio eran mi lienzo es decir poco. También es un understatement afirmar que le hacia la vida imposible por su afán de
ser la primera en levantar la mano para responder a las preguntas del profesor.
Pero ella aguantaba, se picaba a veces, pero
siempre terminaba en una sonrisa cómplice. Creo que le hice descubrir que todos
tenemos, hasta ella, un poco de masoquistas.
Con los años nuestra
amistad se hizo más grande, y la confianza se hizo total. Peor aún… se le ocurrió
casarse con un amigo, casi hermano mío. Yo no creo en el destino, pero Melita, ten
claro que nos seguiremos viendo por muchos años más, y te seguiré jodiendo con
todo mi cariño, y tú te seguirás picando. Así será hasta que ya no se pueda más.
Poch, tu característica blancura
de tu piel no es más que la proyección de lo que eres por dentro. Eres un alma
blanca, de esas que pocas veces se tiene la suerte de conocer, sin
manchas. Tú me generas muchas de las
sensaciones que me abordan cuando leo a Cortázar. Eres dulce como alguno de los
cronopios, especial y diferente como sus novelas, y bueno, si, también algo
Rayuela.
Ten el mejor cumpleaños,
te quiero mucho y sigue haciendo feliz a todos los que tienen la suerte de
rodearte con esa bondad alucinante y alegría
que cargas.