Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

30.6.10

HUMO

¿Puedes tirar tu humo para otro lado? Peste, apesta. Toda tu ropa se impregna con esta materia etérea. Tu pelo también. Me irrita los ojos y me quema los lentes de contacto. Te raspa la garganta y te cambia la voz. Me da asma, se me cierra el pecho, toso y tengo que usar mi ventolín. Te arruga la piel. Le cambia el olor a los ambientes. Ensucia las paredes. Un humo inerte y efímero tiene una gran capacidad devastadora. Es un actor más de la sociedad. Está en las reuniones sociales y discotecas, lugares cerrados y con mucho alcohol de por medio. La nube de humo colma el ambiente y se adueña de todo el espacio. Si no te gusta, piña, ándate a otro lado o sal a la calle a respirar aire fresco de tubo de escape y regresa. Mi bluejean apesta a humo de cigarro. Tóxico. No sólo el que fuma y se jamea toda la nicotina y alquitrán y la boca le queda apestando se perjudica, sino todos los ciudadanos de a pie que nos fumamos el humo y resignados asumimos las consecuencias. El humo de cigarro es una de las mayores plagas del siglo XXI. No tengo nada contra la gente que fuma, cada quien es libre de elegir sus vicios y monerías. Yo mismo alguna vez intente fumar. Como buen adolecente pendejo me escondí en el auditorio de mi colegio con un par de amigos para prenderme mi primer pucho. Tal vez tuve suerte de que mi condición asmática no me permita calar bien y no se me convirtió en un vicio. Alguna vez me compré un cartón de Marlboro médium, sólo para hacerme el bacán, porque en realidad nunca aprendí a “golpear”. Inclusive en la actualidad gorreo un par de pitadas en alguna fiesta, pero más como un gesto, porque igual sigo sin poder golpear. El punto, y a lo que iba, es que está decisión tan personal y privada de fumar cigarros afecta directa e indirectamente a muchísima gente que no lo hace, siendo los fumadores los reyes de la verdad. Si fumas tienes derecho de ahumar a quien se cruce en tu camino. Si no lo haces no tienes ningún derecho. Salvedad de la ley #25357, que prohíbe fumar en espacios cerrados de uso público, que en realidad su mayor aporte es no poder fumar en el cine (¿se acuerdan cuando se fumaba en el cine?), pero por lo demás el humo del cigarro es todavía un problema, al menos para mí. Me parece un problema social complejo, casi filosófico, de tolerancia, respeto de los derechos y las libertades. La situación actual beneficia a los agresores, que son los fumadores, mientras que los agredidos nos encontramos totalmente desprotegidos. La cosa debería ser como en los aeropuertos: si quieres fumar te metes a una cúpula de acrílico con todos los fumadores y te comes solito tu humo. Tal vez la solución sería colocar estas cúpulas por toda la ciudad, financiadas obviamente por los impuestos al tabaco. Aunque bueno, esa solución es en realidad un planteamiento bastante pueril e irreal. No sé cuál es la solución, quien sabe que los fumadores sean consientes y se intoxiquen solos en sus casas antes de salir a la calle. Ay idealismo, pensé que te había abandonado hace tiempo.

Pero no todos los humos me molestan. Me gusta el humo de un buen habano y de un buen troncho. Al menos es un humo aromático, a diferencia del humo del cigarro, además que por alguna razón no me hacen toser y no hacen que se me cierre el pecho. Y claro, el humo que proviene de la madera y que se usa en la industria alimentaria es de lo más sublime. Desde una buena trucha ahumada en frio, hasta el más provocativo chocolate ahumado. Unos pollitos al cilindro o unas pizzas a la leña. El clásico lomito saltado. El olor de tu casaca después de haber estado parado junto a la fogata en un campamento. El humo que sale de la parilla o de un wok bien caliente. El humo de un fosforo. El humo de una vela. En fin, de humos y fumatas hay mucho de qué hablar, lo que si me queda claro es que inclusive prefiero el humo de una quema de basura matutina antes que el del vil cigarro.

26.6.10

Parado frente al espejo

Uno debería esforzarse en observar con mayor agudeza las cosas desde cerca... así se evitaría que se alejen fuera de nuestro alcance.
Y así es como empiezo un pequeño relato basado en alguien no muy lejano a mí, felizmente, desde mi acomodada ubicación. Tomar en cuenta, como suelen hacerlo los inteligentes, que todo relato está sujeto a verdades y medias verdades, dependiendo del humor e intención del autor.

Niño él, un torbellino lo comandaba. Arremetía con la vitalidad de un cachorro, curioseando a placer, y ya todos conocemos el destino de los curiosos... más aún si se es pequeño como un ratón. Pero este ratón era distinto. Sus embates no cesaban a pesar de las marcas propias de la cicatrización de su piel guerrera.
Con el tiempo, excento de voluntad, se convirtió en secuestrador. Hacía rehenes a quienes se cruzaban por su camino. Existen pocas armas tan infalibles en el arsenal humano como lo es el  carisma.
¿Sería por su consagrada y famosa osadía?  ¿Sería por sus frecuentes y temporales ausencias de algún que otro diente, que le daban la apariencia de la caricatura clásica del niño travieso? Ejercicio inutil en el que me encuentro. La facilidad de hacerse querer sin querer y de generar simpatías sin el menor esfuerzo, es como el aire; no se ve pero se percibe con facilidad. Así era es él.

Yo, al tener el implícito derecho de inquisidor, merced de la jerarquía de los años -digamos que por el principio del Utipossidetis-  usé y muchas veces abusé, sin malicia, de mi pobre víctima. Toda culpa que podía sentir ante infinidad de patadas voladoras, ojos moreteados y experimentos de lucha libre, era hasta cierto punto apacigüada gracias el aparente disfrute masoquista de aquel lanzado ratón.

Años más, mi cerebro atestado del efluvio de testosterona y rebeldía, propio de la edad, me alejó de este personaje. Yo era casi un adulto y no estaba para niñerias, tontamente (la adolescencia.... tiempo de tontos y tonterías) me decia. Lo empujé lejos aún viviendo a 5 metros de su guarida.

El protagonista de esta historia, poco a poco - aunque para mi, de golpe- creció. Pero eso no le resto la virtud del carisma aballasador que tantas veces me intimidó. Por cierto que ante las comunes y sanas búsquedas que un jovenzuelo empezaba a experimentar, hacía, una vez más, que brotará mi autoasignado rol de protector, juzgando las acciones adecuadas que debía tomar esta alma inquieta y -tiempo después lo entendí- incontrolable.
El loco lindo, de quién me preocupaba como si de un pupilo se tratasé, me dejó bien en claro que éramos iguales; mi escalafón perdió peldaños dejándome al ras de esta alma desatada. El lector entenderá que esto, considerando que el que escribe en esos tiempos recien afeitaba un ridículo bozo, significó un batacazo, un cachetadón. Perdí los galones de mi uniforme con que la ventaja etárea me había premiado.

Bueno. El tiempo como las olas no tienen dueños, y así sucedieron algunos años más. Ya acostumbrado a chocar hombros al mismo nivel, empecé a notar algo que en inició me asustó, pero que luego se convirtió en una gruesa cadena (pero fabulosamente elástica) que hasta hoy resiste: Me comencé a ver reflejado en aquél loco carismático de una manera increíble.
Fuerón muchas las ocasiones en que se lo mencioné, y nunca supe si realmente le hice entender la manera en que me impactó tal conclusión. Pero la búsqueda de la identidad propia es un proceso, muchas veces interminable...así que al menos para mi, tener un reflejo tangible de muchas de mis propias tendencias, se convirtió en un lujo que, supongo ante mi ya conocida ignorancia, solo los realmente afortunados pueden tener.

Como era previsible, esta alma inquieta por naturaleza, decidió embarcárce en una travesía que solo los atrevidos osan emprender. Se alejó de la comodidad y sobre todo de la cruda desigualdad social, intolerable para él y que sigue apestando gran parte de nuestro país, para sumirse en una lucha, por unos años de naturaleza  física, que a la larga (o la corta....solo él lo sabe) se tornó en ideológica. Durante un par de años me convertí en su nexo y sostén, ó por lo menos intente serlo, que me costarón muchas noches de insomnio y angustias, rídiculas en comparación a las noches que él eligió vivir.

Este vehemente y corajudo, ya a una distancia considerable (exactamente 12,751 kilómetros), vive con todo el manejo de un hombre buscando su destino, superando las pruebas con sudor -que no necesariamente proviene de sus palmas- y poco a poco va logrando el éxito; ya no escandaloso ni bullero, sino el tímido triunfo que llena de luz a los muchos que lo queremos. Este ratón, ya con dientes completos, ya sin ojos magullados ni avezadas hazañas, intenta engañarnos a todos... pero no somos pocos los que sabemos que ese loco lindo, con una vitalidad hasta para prestar, sigue ahí adentro, tomándose un respiro tal vez porque el cuerpo ya no es el mismo, pero su cabeza y alma sigue siendo la de ese torbellino, con dientes rotos y rodillas raspadas.

El protagonista de este subjetivo relato quiere y se deja querer, pero en su manera particular. Como a muchos, al menos como a mí (no olvidar que aún lo sigo considerando un reflejo de mi ser con vida propia), los conflictos internos nunca terminan de aparecer, y de nuevo me repito; que lujo tengo al contar con esa cadena gruesa y elástica, para sincronizarnos y confundirnos en los mismos dilemas.

Eres un lujo de hermano Chunchito.

23.6.10

Dime tu apellido

Ya está por terminar la primera ronda del mundial (fase de grupos) y por fin llegarán los 8vos de final, que es cuando las cosas se ponen realmente interesantes. La eliminación de Francia pasará al olvido, los marcadores ajustados serán historia (con el perdón de Portugal), los blupers de los arqueros sólo los verás en la edición electrónica de “elcomercio” y los triunfos de Suiza a España y de Serbia a Alemania no serán más que una nota a pie de página en los almanaques. Probablemente durante la primera semana del próximo mundial en Brasil habrás olvidado este y seguramente también escribirás en tu muro de tu red social favorita que es el peor mundial de la historia. Es normal. El mundial comienza en 8vos, cuando los partidos son de vida o muerte y los penales penden sobre ambos equipos cual espada de Damocles. Si bien es cierto en la primera ronda hay uno que otro partido interesante, sobre todo los de la ultima fecha en los que si te juegas el todo por el todo, el resto de partidos son bien aburridos. Es por eso que no pienso hablar futbolísticamente de este evento que acapara la atención mundial, pero si de un tema que me apasiona más y es el de los apellidos de los jugadores (ya he tirado algunas mechas sobre los nombres y orígenes de algunas palabras en este blog).

Son los comentaristas y narradores del mundial los que más problemas tienen al respecto. Si bien su función principal es la de narrar el curso del partido y comentar las jugadas y el trámite del mismo, están constantemente pronunciando los nombres de los jugadores. Desde la previa al partido cuando presentan la alineación y durante el mismo siempre mencionan a los jugadores como referencia para saber cómo se mueve la pelota, en que parte del campo se encuentra y saber también la relación que tienen de los jugadores con el balón. Si bien existe la gran ayuda de poder leer los nombres en las camisetas de los jugadores e incluso la producción de la transmisión les debe facilitar una ficha con el numero de caga jugador, no siempre es tarea fácil. Nosotros estamos familiarizados con los jugadores latinos o incluso algunos europeos, pero cuando te ponen frente a los africanos o a los asiáticos la cosa se complica un poco más. Si a eso le sumamos la escaza capacidad pronunciativa de nuestros compatriotas allí la cosa se pone divertida.

Personalmente me parece interesante más que la dificultad para pronunciar muchos de los nombres o apellidos de los jugadores, como claramente podemos encontrar un patrón claro en la lista de jugadores de cada selección. Es así que con el apellido no más, ya nos estamos dando cuenta del país de procedencia de cada jugador. Y es que claro, nuestros apellidos no son otra cosa que la etiqueta o el sello que identifica nuestras raíces. Dime cómo te llamas y te diré quien eres, igualito es dime como te apellidas y te diré de dónde vienes. El apellido nos indica de dónde venimos y nos marca una identidad. Podríamos decir que este mundial no es sólo una justa de banderas, sino también de apellidos.

Vamos a hacer un pequeño repaso a algunas de las selecciones.

Holanda: La peculiaridad de los apellidos en los países bajos es la inclusión del apelativo “VAN”. “Van” significa “De” haciendo clara alusión a la procedencia del individuo. Es así que encontramos a los jugadores Van Bommel, Van Der Wiel, Van Der Vaart, Van Bronckhorst, Van Persie y el mismo entrenador Van Marwijk. También podemos mencionar a otros jugadores como Van Basten, Van Der Sar, Van Nistelrooy o Van Der Sloot.

Serbia: 17 de los 23 jugadores convocados al mundial, su apellido termina con “ic” y eso sin contar al entrenador. Así es, casi un 75% de la plantilla. Allí tenemos a Vidic, Ivanovic, Tosic, Stankovic, Lukovic, Petrovic, Subotic, Antic, etcic, etcic, etcic. Y la pronunciación sería algo así como “ich”. Ahora si quieren también le pueden sumar a esta lista los 13 eslovenos cuyos apellidos tienen la misma terminación, finalmente todos fueros Yugoslavos alguna vez. Un saludo a mi amigo y fiel lector de este modesto blog Juntin Moshkevich.

Dinamarca: En el caso de los Daneses 13 miembros de su equipo, incluido al técnico, tienen apellidos que terminan con “Sen”. Asumo que el sufijo debe indicar “hijo de” por lo que también estaría indicando de donde provienen los individuos. Sorensen, Jacobsen, Jensen, Poulsen (3 jugadores), Andersen (nieto de Hans Christian), Larsen, Eriksen, Enevoldsen, Jorgensen, Christiansen y Olsen. Este último es el entrenador y tío de las mellizas Ashley y Mary-Kate.

Corea: Acá tenemos la del sur y la del norte. En ambos casos apellidos similares aunque con algunas modificaciones. En la lista de jugadores surcoreanos se dividen en 3 categorías: Lee, Kim y Park. Estos tres apellidos tienen el monopolio total. Nos viene a la memoria grandes nombres como Mambo Park, Kim Ki Duk o Ki Hyung Lee. Mientras que los norcoreanos ostentan los apellidos Ri, Kim y Pak. Creo que se copiaron un poco de los sureños, pero claro con esa pronunciación salieron un poco distorsionados.

Argentina / Italia: No hay mucho que decir. La mayoría de los argentinos cuentan con apellidos italianos. No es raro conociendo la gran influencia italiana en el país gaucho gracias a la ola migratoria europea. Esta de más describir los apellidos, todos ellos son alguna marca de fideos, el nombre de una heladería o de una tratoría.

Brasil: Los cariocas no se complican. En vez de usar sus larguísimos y rimbombantes nombres (necesitarían 3 camisetas para que entren en el dorsal), se en ponen en la camiseta su nombre de pila o un apodo. Robson de Souza, es Robinho a secas. Carlos Caetano Bledorn Verri, es Dunga. Anderson Luis da Silva, Luisao. Ricardo Izecson dos Santos Leite, Kaká. Y así. El poder de estos nombres o apodos es tan grande que en muchos casos recordamos tanto el apelativo como el nombre. Quien no sabría reconocer al gran Edson Arantes do Nascimento o al emblemático Julio Cesar de Andrade Moura. Les dejo una facilita, con bote: ¿Cuál es el apelativo de Antonio Augusto Ribeiro Reis Junior? El que la contesta sin usar google se lleva un polo autografiado de la peluca.

Grecia: Dejo para el final la selección que tal vez es la que le ha traído mayores problemas a los comentaristas para pronunciar sus apellidos. La mayoría de ellos son bastante largos, con vocales intercalando las consonantes unas tras de otras y abusando de letras como la “o”, “u”, “i”, “s”, “k”, “g”, “p”, y “t”. No hace falta ser peruano para que pronunciar “Patsatzoglou” sea todo un desafío. Spiropoulos, Papadopoulos, Papastathopoulos, adivinen que significa el sufijo “poulos”, exactamente, “hijo de”. No sería raro ver en el próximo mundial salir al gramado con la camiseta número 10 a Ephgarishto Pirpireus, o con la 11 a Anxagoras Tehetetes. A estas alturas este modesto equipito de nombres complicados ya está eliminado, y la verdad que me da mucha pena porque como ustedes sabrán mis orígenes están en la isla griega de Creta, allí naci y allí morí encerrado en el laberinto.

Acápite: quiero hacer una mención especial a dos jugadores de dos selecciones bastante limitadas, pero que sin embargo sus apellidos han llamado mi atención. Uno es el Hondureño Georgie Welcome, que destaca por su hospitalidad y además es dueño de un chifita en Miraflores que lleva su apellido. Y el otro es el Suizo Tranquillo Barnetta, que de alguna manera me ha inspirado y me ha dado una solución a uno de mis mayores problemas. Es que me irrita mucho que cada vez que me encuentro con alguien, luego de saludarme, inmediatamente me pregunten: - ¿Y qué tal, en que andas?. Pues escúchenlo bien todos ustedes canallas, de aquí en adelante, cada vez que osen hacerme esa pregunta, mi respuesta será siempre la misma: Tranquillo Barnetta.

*Desde aquí un homenaje al gran Nicolas Anelka, por enfrentarse al cretino de Raymundo Domenech. La Peluca está contigo Puma.

19.6.10

Angel el ángel

Sometido a las ferreas normativas celestiales, Ángel, que coincidentemente se había convertido en un ángel hacía nada más siete lunas atrás, tuvo que pasar por el requisito indispensable e inevitable de volver a tierra firme y superar ¨la prueba¨ para poder finalmente existir eternamente en la dicha del Olimpo.

¨La prueba¨ era simple; Debía identificar y explicar cual había sido su ¨misión¨ en el mundo mientras tuvo vida y sobre todo: Si la cumplió; la trascendencia de su terminada existencia terrenal. Para ello se le permitía adoptar un cuerpo por diez días, finalizado los cuales, debía rendir cuentas al que todo lo sabe. Una vez entregado el reporte, se decidiría el futuro de Ángel el ángel. Y, valga la redundancia, el que todo lo sabe lo sabe todo. Alguna vez , pero no pocas, algún ángel vivaraz intento timarlo ... de más está decir que aquellas almas pendencieras aún se encuentran en lo más profundo de las cavernas del averno.

Angel tocó suelo y motivado por los siete días que había permanecido en las alturas del Edén, no dudó un instante y se entregó completamente en cumplir la prueba impuesta.
-No puede ser tan complicado- pensaba con auténtica confianza-.
He sido un hombre bueno, trabajador, buen esposo -con algunas canitas al aire- pero bueno al fin. Nunca maté a nadie y traté de no odiar. Mis hijos son niños felices y mis amigos me consideran como tal.

Satisfecho por este gran avance que solo le tomó unos segundos, decidió pasar por la que fué su casa, para desempolvar los recuerdos felices de su vida.
Era vital no entablar contacto alguno con familiares o amigos, ya que esto terminaría por crear una paradoja cósmica que lo hundiría en las cavernas del dolor eterno sin lugar a reclamos.
Contento por su idea, raudamente cogió el bus y llegó a la puerta de su casa. Estaba tal como la recordaba (mucho no podía haber cambiado en tan solo siete días), al menos por fuera. Sigilosamente, Angel se asomó por las ventanas para poder si quiera tener un último vistazo de su gente; el amor de su familia sería la prueba que mostraría como trascendió sobre el universo y así se ganaría el derecho a la eternidad anhelada.

Con tan solo un ojo curioso logró contemplar a su esposa; Seguía bella como la dejó. Pero ese rostro angelical, que ningún mal podía contener, tenía una mirada extrañamente brillante. Es más, se le veía feliz, casi al borde del placer.
- Esto es raro... me hubiera esperado verla destrozada.... - se decía intrigado.
-Pero que digo!- se recriminó,- me hace feliz ver que no ha desaparecido esa chispa de felicidad que tanto me contagió y que imprimía sentido a mi vida..
Un par de minutos después apareció en escena un hombre que de un empellón tumbó a Lucía sobre la cama y la besó con una pasión desconocida para Ángel. Y no cabía duda que ella le correspondía con el mismo entusiasmo.
Incrédulo ante lo que veían sus ojos, afinó la vista y la sorpresa que se llevó fué aún peor; ese tipo acariciando y besando el cuerpo convulsionado, sudoroso y desnudo de su esposa era Miguel.
SI! El mismo Miguel con el que jugaba Póker los Miércoles en la noche, con el que iba al estadio a hinchar por el mismo equipo, el que estudió con Ángel desde el colegio. SI! Miguel , su mejor amigo...ex mejor amigo.
La angustia lo absorbió; Angel desconsolado, se pasó escondido los diez días terrenales detrás de un pino adyacente a la ventana de la traición. Su instinto más autodestructivo y masoquista afloró en esos días, registrando al detalle la consumación de la vileza y traición humana.

A último momento, antes que le tocará volver a rendir cuentas al que todo lo sabe, recordó los detalles de su deceso: Había muerto ¨accidentalmente¨ 17 días atrás, producto de una bala pérdida que le atravezó la cabeza durante un Domingo de caza junto a su casi-hermano Miguel.
Todo cobró sentido para Angel.... La mujer que amaba se había confabulado con el mejor amigo de Ángel para asesinarlo. Una lágrima, pesada como plomo, rodó por sus mejillas y al sentir lo agrio de su sabor, súbitamente apareció nuevamente en las alturas cara a cara con el juez del universo.
Desolado empezó a hablar para si mismo conciente que el que todo lo sabe escuchaba atentamente.

Todos estos días- empezó- traté de definir en que trascendió mi existencia en ese mundo de allá abajo. ¿En que lo hice diferente?... Al inicio dispuse mi mente en encontrar el significado de la que fué mi vida. Era una tarea fácil, pero gracias a la oportunidad que me diste de poder ver mi pasado en forma de presente, no me queda más que aceptar y reconocer que la vida no tiene mayor significancia que la propia existencia. Que lo único que importa es vivir dentro de la realidad y que realidad hay solo una. Fuí un ángel por siete días y luego volví a ser humano por diez más y a la única conclusión que pude llegar es que el concepto de trascendencia y su búsqueda, no es más que una consoladora ilusión que nos conforta al no ser capaces de aceptar la idea que trás la muerte no existe una vida posterior. Miedo a la propia mortalidad.
-Esa es mi conclusión- dijo con un suspiro de resignación.

Al terminar su última palabra, oyó un terrible timbrado; Ángel se encontraba acostado en su cama junto a Lucía, que aún dormía plácidamente. Sin salir del asombro contestó el teléfono...era Miguel: -Ángel mi hermano! Te estoy esperando hace media hora! Habíamos quedado en reunirnos a las siete y media para ir de cacería a la montaña!
Angel se tomó unos segundos, se sonrió y respondió:- Perdóname Miguel, mi querido amigo, me quedé dormido. Es que anoche tuve una noche ¨movida¨ junto a Lucía, mi esposa. Ya salgo en este instante por tí.

Colgó, se levantó cuidando que Lucía no lo note, tomó su rifle y lo cargó con solo dos municiones... No requeriría de más; la cacería sería corta y probablemente la última.

15.6.10

PORCOR

Los peruanos, por más nacionalistas y amantes de nuestra bandera que nos podamos considerar, somos en esencia alienados y solemos incorporar palabras extranjeras a nuestro vocabulario (de preferencia si son palabras de los Estados Unidos de Norte América). Estas palabras ni siquiera las usamos tal cual, sino que las transformamos a nuestra forma de hablar. Hacemos un exhaustivo trabajo de deformación fonética de palabras foráneas y las incorporamos a nuestro florido vocabulario cotidiano. Un claro ejemplo es el “Porcor”. Esta palabra tiene sus orígenes en un tipo de maíz llamado popcorn o Zea mays averta, que significa maíz volteado de adentro hacia afuera (como la leyenda del perro peruano). El grano de este maíz tiene la particularidad, debido a sus cualidades, de reventar en una estructura aireada y formar lo que nosotros conocemos como “Canchita”. Muy distinta a nuestra tradicional canchita salada o serrana que no es más que un grano de maíz tostado sin reventar. Esta extraña forma que adopta dicho tipo de maíz fue popularizada por los gringos y se convirtió en una tradición en las salas de cine. Es así como hoy no podemos concebir ir al cine y no encontrar un puesto de venta de canchita. Inclusive si vemos una película en casa (obviamente DVD pirata) no puede faltar su clásico tazón de canchita. Lo curioso es que esto es un fenómeno mundial y cada país tiene su propia forma de llamar al universal Popcorn. Cancha, palomitas de maíz, rosetas, canguil, pochoclo, pororó, cotufas, poporopos, maíz pira, crispetas, cabritas, pipocas, rositas de maíz, maïs souffllé (maíz inflado), maïs éclaté (maíz reventado), etc. Y así como se ha difundido a nivel mundial también ha migrado de las salas de cine a los estadios de futbol, circos, teatros, parques, playas, kioscos de colegios, cumpleaños, e incluso supermercados. Y dependiendo de lugar donde se consuma se pueden notar algunas diferencias. Por ejemplo la del cine es la estándar, hecha por una gran máquina al momento (al menos en las multisalas) con un sabor neutro, con excesiva cantidad de sal (para que te de sed y compres una bebida carísima) y servida en unas cajas de cartón. En algunos lugares puedes echarle un polvo sintético con sabor a mantequilla, pero eso ya es bajo responsabilidad de cada quien. La canchita de circo o estadio es más artesanal, viene en presentación bolsa de plástico con nudo, y es de dudosa procedencia. Aunque su sabor a sal marina inconfundible me remonta a la infancia y me transporta al pasado. Se dice que para llenar las bolsitas el artesano primero las infla con su aliento, para así hacer más fácil su tarea. Es probable que sea ese el secretito del sabor inconfundible. Pero para mí no hay mejor canchita que la hecha en casa. Pones en tu olla tu aceite, hechas el maíz, tapas la olla y esperas que comiencen a reventar los granos uno por uno. Escuchar el primer grano chocar contra la tapa emitiendo un eco que anuncia que tu canchita estará lista en pocos segundos es una experiencia única. Luego le sigue el segundo y tercer grano, así poco a poco hasta que finalmente se convierte en una sinfonía de explosión. Hasta que finalmente va bajando la intensidad hasta escuchar la última explosión antes de abrir la olla y encontrarte con un mar blanco de maíz reventado que rápidamente será devorado (a veces esa no es la última explosión y ya con la olla abierta sucede la verdadera última explosión). Su toque de sal, y listo, para que más, aunque variantes sobran. Hay quienes aun en la olla le agregan mantequilla para que esta se derrita y la canchita actué como una esponja. Otros le agregan azúcar para caramelizarlas o si no un buen chorro de leche condensada. También se le puede agregar tabasco, pimienta, orégano, aceite de oliva o finalmente lo que su imaginación y estomago deseen. Que generosa que es la canchita. Existe el mito de que la canchita no engorda, y mucha gente que hace dieta suele utilizarla como paliativo ante los inminentes ataques de gula de media noche. Será motivo para escribirle a los MythBusters y sacarnos de dudas. Para mí lo mejor de la canchita hecha en casa es cuando se acaba. Cuando solo quedan los granos que no reventaron. Esa es la mejor parte. Primero hay que actuar con inteligencia, tienes que saber cuáles comerte. Los que están muy chiquitos es probable que estén totalmente crudos, así que mejor ni mirarlos porque te pueden costar cuando menos una tapadura sino un diente completo. También deben de evitar comerse las cascaritas que pululan por allí, esas inevitablemente se te quedaran atracadas en la garganta y allí si no hay dedo que te salve. Hay otras que no han reventado pero que son más grandes que las demás, esas de allí serán fáciles de mascar pero te quedaras un buen rato con el almidón en tu boca, como si estuvieras comiendo coco. Y las que sí son el máximo placer, aunque son bastante escasas, son las que han querido reventar pero se han quedado a medio camino, puedes ver algunas partes blancas y otras amarillas (como si fuera un huairuro), esas si son el éxtasis absoluto. No sé porque a nadie se le ha ocurrido aun producir masivamente esas canchitas a medio reventar. Te imaginas ir al supermercado y comprarte directamente tu bolsota de canchitas a medio reventar, sería un éxito total. Como se habrán dado cuenta no he mencionado la palabra “microondas” en ningún momento, porque sinceramente creo que es un exceso de flojera y un insulto al ser humano, así que dejémosla de lado. Alabada sea la olla!

11.6.10

Banksy

El arte callejero grita y reclama su luga. Sonido urbano lleno de crítica y sarcasmo. Ese es Banksy. Este misterioso grafittero inglés que en los tiempo modernos se ha convertido en una leyenda y referente de la voz de la juventud en todo el mundo. Aquí un breve sumario de sus maravillosas obras.
Disfruten y piensen.















7.6.10

Enseñanza de un Loco

El primer día de clases de 1990 llegué muy temprano al colegio, entré a mi salón y me encontré con un nuevo compañero, era un chico muy tímido y muy pelirrojo. Me le acerqué cordialmente para darle la bienvenida al cruel mundo del 6to de primaria. Con el pasar de los días, su timidez se convirtió en caos, y aquel niño aparentemente tranquilo se convirtió en el hasta hoy popularmente conocido: “Loco de la Melena”. Sufrí su locura y fui víctima directa de sus desbalances químicos, pero nunca podré olvidar que fue él, quien una tarde hace casi 20 años me presentó al Gran Joaquín Sabina. Como se imaginaran existen miles de historias y mitos sobre este muchacho, pero a pesar de ello yo guardo un grato recuerdo de su amistad. Fue una tarde gris, en su casa del parque Mora. Agarró un caset grabado por él mismo y lo puso para que lo escuche. De su doble casetera salió un sonido de casi la misma calidad que la voz que tiene hoy Sabina, y a lo lejos se podía escuchar la letra de “Contigo”. Esa fue la primera canción que escuché y fue suficiente para saber que todo lo que escucharía de Sabina en el futuro me iba a cautivar. Y así fue. Hoy soy un admirador y fanático confeso no sólo de su música sino también de su personaje. Porque Sabina aparte de cantante y poeta es todo un personaje, qué duda cabe. Recién tuve la oportunidad de ir a uno de sus conciertos hace cuatro años, en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Soberbio. Un año después estuvo por Lima acompañado de Joan Manuel Serrat, fue un buen concierto, aunque tuve que soplarme algunas canciones de su compañero de escena que desconocía totalmente, igual, genial. Y en su último concierto en Lima del miércoles pasado, al pie del escenario, en lo que fue una noche fría cargada de gran emoción y derroche de puro Joaquín Sabina destilado.

Resumiendo, Sabina es un sentimiento y en mi vida ha estado presente en diversas ocasiones. En Paris con aguacero donde una valiente Magdalena me cantaba “Peor para el sol”. En una Lima lejana donde a una Princesa tardé en olvidarla 19 días y 500 noches. Cuando tuve que rellenar el menú de mi cevichería y ya casi sin ideas, antes de mandarlo a la imprenta, algunas frases de sus canciones fueron la descripción de algunos de mis platos. Cuantas noches me he ido a dormir con su música. Tantas tarjetas de cumpleaños, aniversarios y entierros he adornado con sus letras. Todas las veces que lo he citado como si fueran máximas universales. Todas las veces que me dieron las 10 y las 11 y las 12 y la 1 y las 2 y las 3 con tanta gente. Muchas risas payasas. Cuanto floro me ha proporcionado. Hartas enseñanzas. Y tantas otras cosas más que vendrán.

Realmente cuando escucho a Sabina, ya sea en sus canciones, sus poemas o sus entrevistas, aprendo. Asimilo. Muchas veces le encuentro sentido al sinsentido de sus letras, otras, encuentro la magia de la banalidad, o lo profundo de su sentir. Me conformo con no entender. Pero con cada una de sus canciones me emociono. Siento que en cierta forma su discografía engloba una filosofía de vida, que yo he ido armando haciendo una especie de collage por aquí y por allá. Si me pongo a hacer un recuento de sus mejores éxitos, o al menos de los que a mí más me gustan, me podría quedar acá todo el día comentando y analizando sus canciones. Pero de hecho voy a compartir con ustedes lo que para mí son algunas de sus frases más geniales. Obviamente extraigo fragmentos del contexto propio de cada canción, que en su conjunto y con la melodía, ya es otro tema.

“Yo no quiero un amor civilizado” “Yo no quiero catorce de febrero” “Yo no quiero que elijas mi champú” “Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí” “Yo no quiero besar tu cicatriz” “Yo no quiero contigo ni sin ti” “Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí” “Y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren” (Contigo)

“Si me quitas con arte el vestido te invito champan” “hay caprichos de amor que una dama no debe tener” (Peor para el sol)

“Entre todas las vidas, yo escojo la del pirata cojo, con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo” (La del pirata cojo)

“Lo peor del amor cuando termina… Lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando, al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos” (Agua Pasada)

“Mi manera de comprometerme fue darme a la fuga” (Viudita de Clicquot)

“Este adiós no maquilla un hasta luego, este nunca no esconde un ojalá” (Nos sobran los motivos)

“La más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras” (Una canción para la Magdalena)

“Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos” (Rosa de Lima)

Y regresé, a la maldición, del cajón sin su ropa, a la perdición, de los bares de copas…” “Tanto la quería, que, tardé, en aprender a olvidarla, diecinueve días y quinientas noches” “Siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga, y la falda muy corta” (19 días y 500 noches)

“Vivo en el número 7, calle Melancolía, quiero mudarme hace años al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía, en la escalera me siento a silbar mi melodía” (Calle Melancolía)

“Caminito al hostal nos besamos en cada farola” “El verano acabó, el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno” (Y nos dieron las diez)

“Que el maquillaje no apague tu risa / que el equipaje no lastre tus alas / que el calendario no venga con prisas / que el diccionario detenga las balas / Que las persianas corrijan la aurora / que gane el quiero la guerra del puedo / que los que esperan no cuenten las horas / que los que matan se mueran de miedo / Que el fin del mundo te pille bailando / que el escenario me tiña las canas / que nunca sepas ni cómo, ni cuándo / ni ciento volando, ni ayer ni mañana / Que el corazón no se pase de moda / que los otoños te doren la piel / que cada noche sea noche de bodas / que no se ponga la luna de miel / Que todas las noches sean noches de boda / que todas las lunas sean lunas de miel / Que las verdades no tengan complejos / que las mentiras parezcan mentira / que no te den la razón los espejos / que te aproveche mirar lo que miras / Que no se ocupe de ti el desamparo / que cada cena sea tu última cena / que ser valiente no salga tan caro / que ser cobarde no valga la pena / Que no te compren por menos de nada / que no te vendan amor sin espinas / que no te duerman con cuentos de hadas / que no te cierren el bar de la esquina / Que el corazón no se pase de moda / que los otoños te doren la piel / que cada noche sea noche de bodas / que no se ponga la luna de miel / Que todas las noches sean noches de boda / que todas las lunas sean lunas de miel” (Noches de Boda)


2.6.10

De guardia en el túnel

Es una noche de Viernes de un Agosto común; el techo de la ciudad se asoma cercano a la vista, agotando la gama de grises. Un aire frío y cargado se respira. Ahí me encuentro yo; un humilde interno de medicina haciendo sus pininos en el arte de ¨sanar¨.
Esta noche de viernes, sin ningún añadido para la mayoría de limeños, para mi era todo menos común; sería mi prímera guardia como interno en la emergencia de uno de los hospitales más concurridos y temidos de la ciudad (temidos por los internos por el exceso de trabajo y la austeridad de la institución).
Llego a la emergencia del nosocomio a las 7pm en punto; un minuto de demora implicaría desde un llamado de atención de algún residente, hasta un posible castigo (el tema de los castigos que existen en la jerárquica educación médica es tema para otro post).
Sin importar que me encontraba trabajando en el ¨piso¨ del hospital desde las 7am, ante el nerviosismo de la aventura que significa la primera guardia de todo interno, las energías aparecen.
Me reúno con mis socios en la aventura nocturna (2 internas amigas felizmente) y recibimos el reporte de los desesperados internos ya salientes,  que no ven las horas de desaparecer de ese tugurio llamado emergencia.
Sin tiempo para reparar en mis inseguridades de amateur, me acomodo mi estetoscopio a modo de bufanda y me dispongo a convertirme en un semidios sanador ante la inacabable garúa - y por momentos tormenta - de pacientes que llegan.

Una breve descripción del lugar de esta trama: El servicio de Emergencia de este enorme hospital se localizaba en un pequeño sótano del edificio principal. No mentiría si describiera a este sótano como un túnel; alargado y angosto, con una ventilación ausente y con escasas camillas para atender a los dolientes, mótivo por el cual me atrevería a decir que el 90% de pacientes eran atendidos en las banquitas de cemento apostadas frente a las camillas.

Trás ver todo tipo de dolencias y haber recibido más de un insulto por la demora en la atención - ¿Como poner 50 anillos a 3 dedos?.... fácil: 10 en cada uno - dieron las 11pm  cuando atravieza la puerta -resguardada por un policía y un matón contratado- un hombre de unos 55 años con la piel del color de la cera y un gesto de indudable dolor.
Me acerco:
- ¿ En que lo puedo ayudar? (un amateur como era en ese tiempo no hubiera tenido tanta contemplación en sonar educado ante una evidente emergencia)
Con pequeñas gotas de  sudor como rocío en la frente a duras penas me responde:
- Hace 2 horas vengo vomitando sangre.

Principiante era, pero bruto no. Ante la evidente descompensación del paciente grite: - Camilla!- Esperando inocentemente que alguién vendría a apoyarme. Volteo y veo a todos los demás igual de ocupados y contrariados que yo, con las pocas camillas disponibles ocupadas por personas en peor -si es que se podía- forma que mi paciente.
Lo acomodo en el banquillo de concreto y procedo a colocarle 2 vías gruesas con solución salina a chorro -como los libros mandaban- ante el claro Shock Hipovolémico en que se encontraba el pobre hombre.
Ya algo más estable, me dispongo a realizar un lavado gástrico para evidenciar si la hemorrágia continuaba o no. Hábilmente le inserto un largo y fino tubo de plástico por la nariz lo que irrefrenablemente le produjo un par de arcadas a modo de alerta. - Siempre pasa esto- me dije para ganar confianza en el procedimiento que ya había hecho incontables veces . Tras una arcada feroz, vi una inmensa marea parduzca y espesa volando por el estrecho espacio que me separaba del paciente, que terminó por aterrizar en mi pecho y derramándose hasta mis zapatos. Calculé medio litro de sangre semidigerida mezclada con jugos gástricos sobre mi niveo uniforme de batalla.  Del hedor que despedía mi entera persona no hablaré, pero recuerdo que una enfermera con la sonrisa a flor de piel me dijo: - Doctorcito! Bienvenido a la Emergencia!

Ya con algo de ropa limpia que pude agenciarme merced de mis ¨contactos¨  en la lavandería del hospital seguí viendo pacientes por varias horas más. Dieron las 3am y tomé conciencia que no había parado de trabajar y que no había tiempo ni para comer algo (ir al baño sería un lujo). Llegó el cansancio como un martillo en la cabeza, pero la situación no permitía descansar siquiera los cansados ojos. El Viernes en la noche nadie duerme decía un residente arengandonos pero derribando la poca moral que quedaba en mi.
De un momento a otro notamos como cada vez llegaban menos pacientes y las camillas se iban liberando. Las chicas y yo aprovechamos para apostarnos cada uno en una camilla para algunos minutos de paz. Cuando no sabía si tenía más sueño que hambre o al revés, el encargado de la puerta me anuncia que en la calle, a pocos metros de la entrada, se encóntraba un borrachito convulsionando. Sin dudar impulsé mi cuerpo como con un resorte de la camilla que ni se había calentado aún con mi cuerpo, para salir a la fría y húmeda calle. Pero para mi sorpresa el mismo encargado me frenó diciendo que este personaje cada cierto tiempo simulaba alguna dolencia para al menos por unas horas, poder dormir ¨la mona¨ en un lugar que no sea la arisca calle. Aún virgen en los ardíds de la profesión  hice caso omiso y salí a evaluar al beodo. A un metro de él una nube de aliento alcohólico me envolvió, mezclada con los olores propios de una vida en la calle.
10 segundos después ordené que el policía y el encargado de la puerta me ayudaran a cargarlo y acostarlo en ¨mi¨ camilla. Al vernos ingresar con el pordiosero en brazos, inconciente y apestando a trago corto (¿habrá sido thundercat o rompecalzón?) varias enfermeras ofuscadas trataron de hacerme abortar mi desición de ocupar una preciada camilla por un conocido timador.
- Será borracho pero está inconciente con depresión respiratoria!- anuncié impostando una seguridad de zorro viejo.
No les quedó más que acatar mi desición.

Las pocas horas que faltaban para sobrevivir a la prímera guardia infernal (no perder de vista que saliendo de la emergencia debía cumplir con mi día regular de labores en el piso del hospital) poco a poco se acercaron con una agradecida calma. Mis dos compañeras, ya con Morfeo, solo habían atinado a sonreir al verme donar ¨mi¨ camilla al supuesto farsante, mientras que ante las prímeras luces de un oscuro amanecer que se colaba por las contadas ventanillas del sótano, me sentía orgulloso de haber soportado el suplicio sin pegar pestaña alguna.

Tras la emocionante llegada del turno de la mañana les presenté el reporte de los pocos pacientes pendientes que quedaban y ocurrieron dos cosas:
- El ¨inconciente casi en paro respiratorio¨ borrachín, pegó un sonoro bostezo, estiró los músculos y se levantó muy sonriente. Hizo un par de sentadillas para mi asombro y vergüenza (y para la burla de todo el personal que había presenciado mi acto de autoridad) y se acercó a mi, aún mostrando los poco dientes que le quedaban y me dijo a modo de burla: - Gracias doctor! no sabe que rico se duerme aquí! La próxima vez pasó más temprano y nos tomamos unos tragos!

-Ya camino a ver a mis pacientes hospitalizados, y aún con la mezcla de bochorno y orgullo en mi mente, siento que me tocan el hombro. Al voltear veo a una mujer con un blanco bulto envuelto en un plástico. - Doctor, gracias por atender a mi esposo y disculpe el embarre-. Y acto seguido me entregó la bolsa que contenía un mandil recién comprado.
-Espero que le quede- me dijo, con cariño en la mirada.

No volví a cruzarme con el borrachín pendejerete y el mandíl me quedó chico, pero la gratitud de la señora me hizo olvidar el sueño, el hambre y la vergüenza.
Me fuí con la certeza que ya estaba preparado para lo mismo en 3 días más; y 4 días después me fuí con la certeza que nunca se puede estar preparado para ser un interno de guardia en la emergencia.