Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

29.5.10

20 sobre 20

La última vez que fui al oculista fue ya hace algunos años. El motivo de consulta era que no veía bien, así que quería que me mida la vista, que me diga cuanto me había subido la medida y que me dé una receta para mandarme a hacer nuevas lunas. Pasé por todos los procedimientos clásicos de revisión de la vista. Primero una maquina totalmente computarizada donde pones el mentón sobre un montón de papeles desglosables. Luego otra máquina que te sopla directamente a la pupila y que supuestamente te mide la presión del ojo. Después la típica revisión con la linternita apuntando directamente al ojo mientras que con una tabletita de algún laboratorio farmacéutico te tapan el otro ojo. Hasta que al final te toca subirte a la vedette de los oculistas. Al gran trono. Este aparatoso sillón que cuenta con un brazo móvil con unos tremendos lentes que parecen sacados de alguna película de ciencia ficción de los años 50´s. Al parecer este aparato tiene todas las combinaciones posibles de lentes, para poder sacar miopía, astigmatismo, el ángulo, estrabismo, dislexia, daltonismo (del popular Jack Dalton), el color del iris, tu mirada interna, etc, etc, etc. Y todo esto es para alardear del famoso cartelito con la “E” grandota y con las demás letras que se van haciendo chiquitas hasta que ya no lees ni mierda. La cosa es que sentado allí te van cambiando las lentes y te van preguntando: - “como ves mejor ¿allí o allí?” allí. –“¿allí o allí?” allí. –“¿seguro?” si. - “como ves mejor ¿allí o allí?” allí. –“¿allí o allí?” allí. –“¿seguro?” si. –“¿allí o allí?” allí. –“¿seguro?” no. “como ves mejor ¿allí o allí?” allí. Y así te puedes pasar un buen rato, sin contar las veces que se empañan las lentes por el sudor producido por la ansiedad de tener que decidir cómo ves mejor. Al final te dice: “bueno esta es tu medida, ¿ves bien así? ¿Seguro? Ja ja ja. Yo nunca estaba seguro, y siempre le decía, creo que si, como para deslindar responsabilidad ja ja ja.

Finalmente, después de tanta prueba y chequeo pasamos a su escritorio. Yo, el más interesado le pregunto para saber cuánto me había subido la medida. El doctor oculista con gran parsimonia y delicadeza, en completo silencio, toma mis lentes, los limpia con esos paños especiales para limpiar lentes, me los entrega y me dice que me los ponga. – “¿Ahora ves bien?, tu medida no ha cambiado nada, tus lentes estaban sucios, por eso no veías bien”. Solo pude atinar a cagarme de risa. Pensé que era una broma, no podía creer que la causa de mi borrosa visión era la suciedad de mis lunas. Pero efectivamente cuando me probé los lentes limpios, veía perfecto. Salí de su consultorio algo conmovido, pensando que nunca más volvería allí. Hasta el día de hoy uso la misma media, solo que trato de limpiar mis lunas más seguido.

En esta sociedad los lentes suelen empañarse y ensuciarse con frecuencia, y muchas veces no nos damos cuenta y los dejamos así, impidiéndonos ver bien, ver más allá, y finalmente nos perdemos de un montón de cosas y de muchas oportunidades, y eso nos limita bastante. Nuestros lentes de vida no solo se ensucian con el dañino “smog social” sino que muchas veces nuestro entorno también contribuye. La distancia, cuando estamos mucho tiempo muy cerca a ciertas situaciones o personas, hace que se empañen nuestros lentes y nos impiden ver con claridad. La rutina o el aburrimiento juegan su papel también en este asunto. Si bien es cierto que muchas veces tenemos que recurrir al oculista para que nos cambie la medida o simplemente nos limpie las lunas, está en nuestras manos esa posibilidad, y es nuestro deber tener bien limpios nuestros lentes para poder ver con más claridad las cosas y así disfrutar de la vida.

Hay gente que no se entera que sus lentes están sucios (como me paso a mi hace algunos años) o peor aun que saben que los tienen sucios y así y todo deciden no limpiarlos (necios). Pero para los que hemos decidido limpiarnos los lentes con cierta frecuencia, he aquí algunos trapitos limpia lunas que suelo usar y que para que decir que me han servido bastante: Tomar distancia constantemente, emocional y cuando sea necesario físicamente también. Hacer cosas diferentes, que nunca hayas hecho, aunque no sean las cosas que normalmente te gusta hacer, hasta que no pruebes no vas a saber si algo te gusta o no. Escuchar otras opiniones, aunque se contradigan con las tuyas, algo bueno puede salir de allí. Conocer gente diferente a ti, mientras más diferente mejor, de otras culturas, con otro lenguaje, que se vista distinto a ti, que piense diferente, que hable diferente, en ellos podemos encontrar mucho de nosotros. Como dice Joaquín Sabina, que no te den la razón los espejos. Meterte a talleres diversos. Hacer algún deporte. Leer. Tocar música. Escuchar música de todo tipo, incluso la que no te gusta, puede ser que te empiece a gustar, o en el peor de los casos, reafirmaste que no te gusta. Mirar buen cine, y muy pero muy de vez en cuando algo de Hollywood. Ver las conferencias de TED. Viajar. Salir de la ciudad de cuando en cuando, aunque sea una tarde, aunque sea a un par de horas. Pensar un poquito.

Cada quien limpia sus lentes como mejor sabe, y si quieren compartirlo, acá pueden hacerlo.

24.5.10

Cine plastificado

Yo, El Tunche, me considero un ferviente cinéfilo. Sudoroso admiradorde directores tan diversos como Wes Anderson y Stanley Kubrick; Kim Ki Duk y Quentin Tarantino; Jean Luc Godard y Jim Jarmusch; Akira Kurosawa y Luis Buñuel. Pero no soy ajeno al cine decadente, representado dignamente por la industria Hollywoodense.
Debo reconocer que he aprendido bastantes lecciones importantes para mi vida viendo este cine plastificado, y quisiera compartir alguna que otra con usted, querido lector de este su blog de todos los dias. Aquí algunos observaciones que espero les sirvan





1) En todas las películas donde alguien tiene una bolsa de compras, sobresale un pan Baguette.
2) Todas las camas tienen sabanas en forma de L; cubren desde la cintura hacia abajo a los hombres y desde el pecho a las mujeres.
3) Una vez que una dama se coloca el lapiz labial, permanece intacto a pesar de horas en el mar.
4) No existe mejor lugar para escapar y esconderse, que el sistema de ventilación de un edificio. Inclusive es posible llegar a cualquier locación del edificio a través de ellos.
5) La torre Eiffel puede ser vista desde cualquier ventana de Paris.
6) Un heroe no mostrará signos de dolor a pesar de recibir una paliza brutal, o luego de caer de un auto en movimiento, pero al momento que la mujer le cura las heridas grita como una niña.
7) Cuando pagan a un taxista, tan solo sacan un billete de la billetera sin verlo siquiera y siempre sera la tarifa exacta.
8) Todo accidente de auto, tren o autobus terminará sin duda en una gran explosión.
9) Toda persona que despierte por una pesadilla se sentara y gemirá automaticamente.
10) Un hombre disparandole a 20 tipos tendra más chance de matarlos que los 20 tipos disparandole a él.
11) Casi siempre alguién tiene un álbum con recortes de periódicos antigüos, especialmente si algún familiar falleció en algún accidente.
12) No importa si un experto en artes marciales se enfrenta a 30 enemigos a la vez; siempre le vendrán de uno en uno.
13) Todos los extranjeros prefieren hablar en inglés aún cuando están solos.
14) Tener cualquier trabajo hará que el protagonista siempre se olvide del cumpleaños número ocho de su hijo.
15) Todas las bombas tienen una pantallita donde grandes números rojos anuncian el momento exacto de la explosión.
16) Si decides empezar a bailar en medio de la calle, todos los transeúntes se unirán sabiendo la coreografía perfectamente.
17) No importa cuan sucia esté el agua donde uno bucea; siempre que abras los ojos verás perfectamente a ttraves de ella.
18) La mejor forma de huir ante un explosión o bola de fuego es corriendo -si es en cámara lenta mejor- directamente hacia la cámara.
19) Los prólogos o epílogos de estas películas siempre son narradas por Morgan Freeman o John Earl Jones.
20) Los detectives siempre odian a sus ¨partners¨. En caso les tengan cariño o los quieran....morirán en algún momento de la cinta.
21) Los funerales siempre ocurren mientras llueve. El más bravo y bacán siempre está un par de pasos detrás del gentío sin paraguas.

¿Curioso no?

19.5.10

El pequeño gran dictador

Una de las mejores películas que he visto en los últimos tiempos ha sido Inglourious Basterds, de Tarantino. La vi dos veces en el cine en una misma semana. La primera vez la vi bien acompañado y la segunda bien solo. Es una película impecable con una historia fascinante. No es la típica película de la segunda guerra mundial en la que presentan la barbarie Nazi como fondo “musical” y narran la vida de un personaje específico y cómo es que este vivió esa etapa de la historia. Por lo general se resalta la valentía y el coraje del personaje y se le adorna con alguna característica en especial, que si es tocar piano tanto mejor. En este caso Tarantino cuenta la historia 70 años después, desde su mirada más pura y fiel. Su narrativa lleva su firma en letras grandes y fosforescentes, iluminadas con neón y argón, subrayada, en negritas y hasta en itálica.

Si bien entendemos el cine como ficción, muchas veces este es más real que la misma realidad, y si bien la película de los bastardos se enmarca dentro del plano de ficción (por mas que trata de un hecho histórico), logra de alguna manera reescribir la historia. Yo salí del cine (las dos veces) casi reivindicado, como si yo mismo hubiera sido el que apretaba el gatillo repetidamente ametrallando la cara del bigotito. Las palabras de Shoshanna eran música para mis oídos. Por un instante quise creer, y creí en que la historia había cambiado.

En su momento leí algunas críticas que coincidían en este punto y realmente me pareció genial. La capacidad de un director de cine de poder “reescribir” la historia a través de su película. Que tal poder megalómano. Sin embargo Quentin no fue el primero en hacerlo. Curiosamente, 70 años atrás, Chaplin haría lo mismo con su película El Gran Dictador, y curiosamente con la misma temática. Charli reescribe la historia desde su mirada más tierna y torpe, a su más puro estilo payaso. A diferencia del vengativo y encarnizado Tarantino, Charles Chaplin nos da una lección de pura bondad, cargada además de esperanza. Una esperanza que deja de ser en si misma para transformarse en realidad. Nos enseña el poder tiene dos caras: el bien y el mal. Dos caras de una misma moneda, y depende de uno la decisión de cuál de las dos caras queremos sacar. Es por eso que la discusión si Hitler fue un gran líder y por eso debemos reconocerle sus cualidades de liderazgo a pesar de la barbarie que cometió me parece totalmente absurda, estaba es su manos la capacidad escoger que cara de la moneda sacar, y el escogió la cara del mal. En la película Chaplin tiene la opción de ponerse en las mismas condiciones que Hitler y sin embargo saca la cara del bien. Por eso creo que la cualidades no se deben calificar en si mismas sino evaluarlas siempre acompañadas de cómo y para qué son utilizadas.

El Gran Dictador es una parodia de uno de los hechos históricos con el mayor despliegue de maldad nunca visto, y sin embargo esa parodia puede llegar a ser más fiel a la realidad que cualquier documental sobre el mismo tema. Chaplin nos enseña con una honestidad brutal que podemos ser capaces de reescribir cualquier historia, por más trágica y maligna que sea, lejana o cercana, grande o pequeña, comunal o incluso personal.

Les cuento el final de la película de 1940, que tal vez fuera de contexto no sea más que un cursi texto idílico, pero los insto a que vean completa esta gran película y entiendan así la grandeza del “Pequeño Gran Dictador”.

* Película completa en español

14.5.10

Checklist

Una con ojos de Supernova
Una que le guste la misma música que a a mi
Una que me haga sentir tonto
Una que se ría conmigo
Una que se ría de mi
Una que me haga olvidar lo que quiero
Una que huela a nube
Una que escuche mirandome a los ojos
Una que diga la que piensa
Una que le guste el fútbol
Una que sienta y piense a la vez
Una más divertida que la diversión misma
Una que vuelva difusos los limites de su cuerpo con los del cielo
Una que no me idolatre
Una inocente
Una brutalmente sincera
Una que ya no tiene nada que demostrarme
Una que me aguante
Nada más...
Post romantico.empalagozo.real dedicado a la pequeña y escrito en celebración de nuestro quiensabequeserá número notengolamenoridea.

13.5.10

Fulbo peruano al banquillo

Hace un par de días llegó a mis manos un libro de Galeano llamado ¨El futbol de sol a sombra¨ -muy entretenido por cierto para los enfermos al fútbol como yo- y en una de las breves crónicas presentes en él, contaba un detalle que me causó ¨gracia¨  sucedido en el famoso episodio de hace ya varios años, en donde miembros del MRTA tomarón por rehén a cientos de políticos, diplomáticos y uno que otro sapo que se coló (y se quemó) en un cocktail realizado en la entonces embajada de japón.
En el momento del operativo ¨Chavín de Huantar¨ los sediciosos, liderados por un delincuente sin ideología -Nestor Cerpa Cartolini- se encontraban jugando la pichanga de ley en los salones de la residencia. Digamos que los cogieron con los pantalones abajo....

Sin duda lo curioso del hecho me hizo tratar de entender la relación del peruano con el fútbol. No creo que esta relación tan extraña sea excluyente de nuestra tierra; dejando de lado a Brazil y Argentina (Tal vez Uruguay y recientemente Paraguay) creo que compartimos este vínculo medio enfermizo con el resto de países sudamericanos.

Crecí en los 80´s, escuchando las mil y una historias de Cubillas, Cueto, El cholo, Oblitas, Velázques, Perico León y demás leyendas. Creí que mi país era comparable a Brazil, con una casta de jugadores exquisitos, exitosos y deslumbrantes. Con el pasar de los años fuí, con asombro, tomando conciencia de que había sido engañado... todos los equipos peruanos que veía eran malísimos...!
Mi perspectiva cambió; ahora sentía como se  han de sentir los griegos actualmente, sumidos en una crisis descomunal, tildados de ser la alcantarilla europea que tan solo le queda vivir orgullosa de su pasado imperial y glorioso... pero como el fútbol de mi país, esos días de gloria habían pasado ya.

Me empezo a salir barba y como buen enfermito del fútbol que fuí - o sigo siendo- trate objetivamente de descubrir la verdad del pasado pintado de oro que inundaban mis oídos en cada tertulia con algún canoso.
Es cierto... Perú fue a unos mundiales.
Es cierto... En alguno hizo buen papel.
Es cierto... Hasta extranjeros conocedores reconocen el fútbol bonito practicado por la blanquirroja.
PERO,
También es cierto que NUNCA un club peruano, con sus Sotiles, Cubillas, Cuetos y demás ganó un torneo de clubes internacional....hasta que lo hizo el modesto Cienciano con sus Cartys, Portillas y Moranes.
Tambien es cierto que en esos grandes mundiales en que participaron se comieron un par de las mayores goleadas en la historia de los mundiales (El Polaco Lato les manda saludos y Videla también).
Tambien es cierto que hasta el momento la gloriosa del 78´ ha sido hasta la fecha la Única que vendió sus colores en beneficio de Argentina.
Tambien es cierto que nunca fuimos potencia por encima de Chile y Colombia... era un duelo parejo.

En fín, creo que los que más daño le hacen a los que juegan ¨fulbo¨ aquí, son esos enceguecidos fanáticos del pasado que hacen un Manthra de la famosa frase: ¨Todo tiempo pasado fue mejor¨.

Mi conclusión: Siempre fuimos malos.... solo que antes lo fuímos un poquito menos.



5.5.10

Abelardo es un tipo normal

Abelardo es un tipo normal. Contador de profesión. Está comprometido con Marlene hace 6 meses pero aun no tienen fecha para la boda. Sus días transcurren rutinariamente desplazándose entre el trabajo y su casa. Por las noches sale a comer con amigos a los lugares más exclusivos de la capital. Esporádicamente va al cine a ver las películas más taquilleras de la cartelera. Le gusta el cine que le gusta a las masas, le divierte, le entretiene. A Marlene no le importa porque igual se queda dormida, pero ella prefiere el cine francés de los 40’s. Los domingos en la tarde se reúne religiosamente con otro grupo de amigos a timbear. Toman Coca-Cola y comen maní. Nada de drogas ni alcohol, aunque de vez en cuando se permite uno que otro habano. Las semanas de Abelardo no son muy distintas unas de las otras. Cambian en algo según el libro que esté leyendo, pero por lo general son bastante monótonas, aunque no siempre aburridas.

La semana pasada Abelardo recibió una llamada inesperada. Inmediatamente cogió las llaves de su carro del año y salió de su casa sin dar explicaciones. Recogió a Joaquín y enrumbaron a una zona comercial de Surco. Se estacionaron en la puerta de un concurrido centro comercial y esperaron. Pasó casi una hora hasta que lo vieron salir. Se bajaron del carro, se acercaron a él y le propinaron una paliza de aquellas, dejándolo casi inconsciente, tirado en la mitad de la vereda, a merced de los serenos. Regresaron rápidamente al carro y emprendieron la huida. Llegaron a un bar, se tomaron 2 cervezas, se abrazaron, se felicitaron, sonrieron y se fueron. Cada uno regreso a su casa satisfecho, sin remordimiento alguno. Seguros que lo que habían hecho era lo correcto. Además muy tranquilos que habían realizado un trabajo impecable y que jamás serian descubiertos. Vivian amparados en la impunidad. No existían culpas.

Aquel inmundo espécimen se merecía esa golpiza y más. Era un pobre ciudadano imperceptible escogido al azar. Su pecado: le gustaba disfrazarse de hobbit y salir a caminar por la Plaza de Armas. Para Joaquín esa actitud era simplemente inaceptable. Sentía la necesidad visceral de hacer justicia y acabar con las ganas del “hobbit” de expresarse libremente y divertirse. Necesitaba un socio, y no encontró mejor “parner” que su amigo Abelardo. Atrapado por la rutina y prácticamente sin darse cuenta, como si estuviera hipnotizado, este accedió al llamado de su amigo. Hasta ese momento no fue más q un acto de catarsis frente a la monotonía de una trayectoria socialmente impecable, que cumplía con todos los cánones y demandas que la sociedad limeña exige. Trabajo, familia, orden, holgura (o al menos aparentarla), estatus (si es Statu quo mucho mejor). Sin embargo no duraría mucho.

3 días después del acto catártico, Abelardo se encontraba con su novia Marlene en una pizzería miraflorina. Eran más o menos 10 para las 8 de la noche y ya se habían tomado media botella de vino chileno. 2 sujetos altos y robustos, de tez clara y ojos azules, se pararon en la puerta dirigiendo la mirada fijamente a la mesa de Abelardo. Hicieron contacto visual con él y se acercaron al acecho. Abelardo se paralizó. Escupió el pedazo de pizza florentina que estaba masticando y comenzó a sudar frio. Sus manos estaban melosas, sus ojos se desorbitados y su corazón literalmente dejó de latir. Él ya sabía a que venían tamaños manganzones, pero esa imagen no estaba dentro de sus planes. No sabía qué hacer primero. Si pararse y acompañar a sus verdugos, si darle alguna explicación veloz a Marlene (ella seguía comiendo tranquila su pizza provenzal sin imaginar lo que estaría por suceder en tan solo pocos segundos), o quedarse sentado y esperar que todo siga su proceso natural. Los manganzones se pararon junto a la silla de Abelardo y lo levantaron por los brazos. Marlene se percató de la escena y se puso a llorar, no entendía que pasaba. Se quedó paralizada viendo como se llevaban a su futuro esposo, cargado por los brazos. Antes de poder reaccionar alcanzó a ver como lo metían en un carro plateado, dentro del cual pudo divisar a Joaquín con un semblante bastante demacrado, casi lloroso.

Marlene se fue directo a su departamento, sin denunciar el hecho a las autoridades. A llegar encontró un sobre azul pegado a la puerta. Lo abrió desesperada pero estaba vacío. Con la mano temblorosa pudo introducir la llave en la cerradura para abrir la puerta. Cuando entró no esperaba encontrarse a Abelardo. Allí esta él, sentado en el sofá, con una vaso de agua de piña en la mano y una maleta a su costado reposando en el suelo. Sin mencionar palabra alguna, se paró del sofá, se despidió con la mirada y se marchó.

Marlene se quedó desconsolada sin poder comprender su desgracia. Nunca se casó. Nunca se volvieron a ver. Abelardo estuvo internado en un hospital para enfermos mentales por un tiempo y luego desapareció, nunca más se supo de él.

1.5.10

Boceto de una vida

Day(día) de Gopal



Hora1: Visualizando el espectáculo onírico en sus retinas aún calientes recibe el aliento imperceptible del hoy, que anuncia, para bien o para mal, el inicio.
Hora2: La obra maestra de su maquinaria cautiva su propia mente. Reflejos que avanzan calculando la distancia para no colisionar y convertise en uno solo. Se debe evitar fusionarse por medios violentos a toda costa.
Hora3: Sumatoria de tareas sin cumplir, en un escritorio, en la calle, en donde sea... El deber, como el tiempo, no tiene amigos. Y creo que pocos simpatizantes.
Hora4: Charlas perezosas conquistan sus pensamientos, alejándolos del trecho a transitar, pero no nos preocupemos; el desliz del sosiego mundano solo es fugaz y en su fugacidad radica lo cotideano y banal de ello.
Hora5: El cálculo siempre gana.  El ahora nunca es tan vital como el ahora por venir. Craso error!, que a su vez es reconocido hasta por el más impropio de los sesos. De nada sirve reir sin mostrar los dientes.
Hora6: Libertad controlada. El llamado corporal obligatorio se hace escuchar, a veces con voces tímidas y caprichosas, pero concientes de la jerarquía; a veces la necesidad es coaccionada para despertar así tenga suenio.
Hora7: Retomar rutinas intocables como el más puro de los linajes monárquicos sagrados. La fábrica interna reinicia la faja transportadora; el yo y el tú se difuminan para dar paso a un supuesto bien mayor.
Hora8: Como el que sabe que le queda poco, alraga los minutos hasta convertirlos en horas. Uno es el plebeyo y el reloj es el senior. Última pulida y se rompe la cadena.
Hora9: Los reflejos previos se convierten en antorchas temerarias. Si me viera desde afuera, vería la llama de la propia enrumbada como todas las demás. Nos odiamos mutuamente, antorchas en el camino... más no temer; el odio liviano no mata.
Hora10: El trajín dice presente sobre las rendidas carnes del portador. La carne grita por su recompensa que viene, para los más afortunados, tendidas en lozas aromáticas. Se acerca el "reset".
Hora11: Nada más certero, nada más justo; sensaciónes absolutas y olores reflejando la pintura de la vida vivida en los tiempos anteriores. Pero dura poco, el ahora que fue o que sigue siendo nunca vale tanto como ell ahora que vendrá... tontos somos y tontos seguiremos.
Hora12: Disfrute o congoja, da igual; la sábana es corta...a elegir una vez más. Las desiciones nunca toman reposo y se avecinan una tras otra sin dejar olvidar, olvidar lo que es tan solo un ritual.
Hora13: Pánico escénico tal vez, llamemósle así. Tan humano como el más, tan real como lo es la sombra al sol. Imagenes aparecen pegándose a recuerdos que a la larga se hacen realidad...una vez más.
Hora14: Un poco de distracción y algo de lentitud se hacen amigos de su cabeza. En el fondo, de un charco poco profundo por cierto, él sabe que es tan solo una mentira piadosa que se hace para no claudicar de aburrimiento.
Hora15: Los parpados poco a poco van tornándose de plomo y la mente se obnubila con imágenes borrosas. Las retinas toman la última bocanada de aire, y los músculos antes tensos y excitables se laxan y descansan.


Las horas restantes son un tema aparte, muy aparte, tan solo unidas con las horas descritas por una delgada linea; tan docil como oculta. Pero como dije... ese, es un tema totalmente aparte.