
La semana pasada Abelardo recibió una llamada inesperada. Inmediatamente cogió las llaves de su carro del año y salió de su casa sin dar explicaciones. Recogió a Joaquín y enrumbaron a una zona comercial de Surco. Se estacionaron en la puerta de un concurrido centro comercial y esperaron. Pasó casi una hora hasta que lo vieron salir. Se bajaron del carro, se acercaron a él y le propinaron una paliza de aquellas, dejándolo casi inconsciente, tirado en la mitad de la vereda, a merced de los serenos. Regresaron rápidamente al carro y emprendieron la huida. Llegaron a un bar, se tomaron 2 cervezas, se abrazaron, se felicitaron, sonrieron y se fueron. Cada uno regreso a su casa satisfecho, sin remordimiento alguno. Seguros que lo que habían hecho era lo correcto. Además muy tranquilos que habían realizado un trabajo impecable y que jamás serian descubiertos. Vivian amparados en la impunidad. No existían culpas.
Aquel inmundo espécimen se merecía esa golpiza y más. Era un pobre ciudadano imperceptible escogido al azar. Su pecado: le gustaba disfrazarse de hobbit y salir a caminar por la Plaza de Armas. Para Joaquín esa actitud era simplemente inaceptable. Sentía la necesidad visceral de hacer justicia y acabar con las ganas del “hobbit” de expresarse libremente y divertirse. Necesitaba un socio, y no encontró mejor “parner” que su amigo Abelardo. Atrapado por la rutina y prácticamente sin darse cuenta, como si estuviera hipnotizado, este accedió al llamado de su amigo. Hasta ese momento no fue más q un acto de catarsis frente a la monotonía de una trayectoria socialmente impecable, que cumplía con todos los cánones y demandas que la sociedad limeña exige. Trabajo, familia, orden, holgura (o al menos aparentarla), estatus (si es Statu quo mucho mejor). Sin embargo no duraría mucho.
3 días después del acto catártico, Abelardo se encontraba con su novia Marlene en una pizzería miraflorina. Eran más o menos 10 para las 8 de la noche y ya se habían tomado media botella de vino chileno. 2 sujetos altos y robustos, de tez clara y ojos azules, se pararon en la puerta dirigiendo la mirada fijamente a la mesa de Abelardo. Hicieron contacto visual con él y se acercaron al acecho. Abelardo se paralizó. Escupió el pedazo de pizza florentina que estaba masticando y comenzó a sudar frio. Sus manos estaban melosas, sus ojos se desorbitados y su corazón literalmente dejó de latir. Él ya sabía a que venían tamaños manganzones, pero esa imagen no estaba dentro de sus planes. No sabía qué hacer primero. Si pararse y acompañar a sus verdugos, si darle alguna explicación veloz a Marlene (ella seguía comiendo tranquila su pizza provenzal sin imaginar lo que estaría por suceder en tan solo pocos segundos), o quedarse sentado y esperar que todo siga su proceso natural. Los manganzones se pararon junto a la silla de Abelardo y lo levantaron por los brazos. Marlene se percató de la escena y se puso a llorar, no entendía que pasaba. Se quedó paralizada viendo como se llevaban a su futuro esposo, cargado por los brazos. Antes de poder reaccionar alcanzó a ver como lo metían en un carro plateado, dentro del cual pudo divisar a Joaquín con un semblante bastante demacrado, casi lloroso.
Marlene se fue directo a su departamento, sin denunciar el hecho a las autoridades. A llegar encontró un sobre azul pegado a la puerta. Lo abrió desesperada pero estaba vacío. Con la mano temblorosa pudo introducir la llave en la cerradura para abrir la puerta. Cuando entró no esperaba encontrarse a Abelardo. Allí esta él, sentado en el sofá, con una vaso de agua de piña en la mano y una maleta a su costado reposando en el suelo. Sin mencionar palabra alguna, se paró del sofá, se despidió con la mirada y se marchó.
Marlene se quedó desconsolada sin poder comprender su desgracia. Nunca se casó. Nunca se volvieron a ver. Abelardo estuvo internado en un hospital para enfermos mentales por un tiempo y luego desapareció, nunca más se supo de él.
7 comentarios:
cha que Mino, no entendi tu cuento :\
exijo una explicacion!
lo q pasa ale es que esta semana la peluca está incomprendida. en realidad lo escribí con la idea q no se entienda muy bien, o que cada quien entienda lo que quiera. más q un cuento es un sueño, y los sueños no hay q entenderlos sino interpretarlos.
¿Quienes eran los manganzones? Creo que alguna vez leí o vi una pela lejanamente similar. Si sabes cuál es se agradecería el dato :)
Primero el tunche con su super enigma con frases geniales, y ahora el mino se contagio con su cuento con final inesperado.
me gusta.
Si esta bien escrito me gusta, y ustedes escriben muy bien chicos.
Karen D, Bienvenida a la Peluca. No me acuerdo haber visto o leído algo parecido, pero acabo de ver la ultima película de los hermanos Coen, A Serious Man, y podría decir q es lejanamente similar a mi post.
Este Post y el anterior me dejaron boquiabierta y encantada.
Hace un buen tiempo no pasaba y fue sorprendente encontrarme con esto.
Aplausos desde Colombia chicos!
Y un abrazo muy grande.
Gracias M :)
ya se extrañaba la colombiana poeta!
Un abrazo y Adelante Mockus!! (un idolo)
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