Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

5.5.10

Abelardo es un tipo normal

Abelardo es un tipo normal. Contador de profesión. Está comprometido con Marlene hace 6 meses pero aun no tienen fecha para la boda. Sus días transcurren rutinariamente desplazándose entre el trabajo y su casa. Por las noches sale a comer con amigos a los lugares más exclusivos de la capital. Esporádicamente va al cine a ver las películas más taquilleras de la cartelera. Le gusta el cine que le gusta a las masas, le divierte, le entretiene. A Marlene no le importa porque igual se queda dormida, pero ella prefiere el cine francés de los 40’s. Los domingos en la tarde se reúne religiosamente con otro grupo de amigos a timbear. Toman Coca-Cola y comen maní. Nada de drogas ni alcohol, aunque de vez en cuando se permite uno que otro habano. Las semanas de Abelardo no son muy distintas unas de las otras. Cambian en algo según el libro que esté leyendo, pero por lo general son bastante monótonas, aunque no siempre aburridas.

La semana pasada Abelardo recibió una llamada inesperada. Inmediatamente cogió las llaves de su carro del año y salió de su casa sin dar explicaciones. Recogió a Joaquín y enrumbaron a una zona comercial de Surco. Se estacionaron en la puerta de un concurrido centro comercial y esperaron. Pasó casi una hora hasta que lo vieron salir. Se bajaron del carro, se acercaron a él y le propinaron una paliza de aquellas, dejándolo casi inconsciente, tirado en la mitad de la vereda, a merced de los serenos. Regresaron rápidamente al carro y emprendieron la huida. Llegaron a un bar, se tomaron 2 cervezas, se abrazaron, se felicitaron, sonrieron y se fueron. Cada uno regreso a su casa satisfecho, sin remordimiento alguno. Seguros que lo que habían hecho era lo correcto. Además muy tranquilos que habían realizado un trabajo impecable y que jamás serian descubiertos. Vivian amparados en la impunidad. No existían culpas.

Aquel inmundo espécimen se merecía esa golpiza y más. Era un pobre ciudadano imperceptible escogido al azar. Su pecado: le gustaba disfrazarse de hobbit y salir a caminar por la Plaza de Armas. Para Joaquín esa actitud era simplemente inaceptable. Sentía la necesidad visceral de hacer justicia y acabar con las ganas del “hobbit” de expresarse libremente y divertirse. Necesitaba un socio, y no encontró mejor “parner” que su amigo Abelardo. Atrapado por la rutina y prácticamente sin darse cuenta, como si estuviera hipnotizado, este accedió al llamado de su amigo. Hasta ese momento no fue más q un acto de catarsis frente a la monotonía de una trayectoria socialmente impecable, que cumplía con todos los cánones y demandas que la sociedad limeña exige. Trabajo, familia, orden, holgura (o al menos aparentarla), estatus (si es Statu quo mucho mejor). Sin embargo no duraría mucho.

3 días después del acto catártico, Abelardo se encontraba con su novia Marlene en una pizzería miraflorina. Eran más o menos 10 para las 8 de la noche y ya se habían tomado media botella de vino chileno. 2 sujetos altos y robustos, de tez clara y ojos azules, se pararon en la puerta dirigiendo la mirada fijamente a la mesa de Abelardo. Hicieron contacto visual con él y se acercaron al acecho. Abelardo se paralizó. Escupió el pedazo de pizza florentina que estaba masticando y comenzó a sudar frio. Sus manos estaban melosas, sus ojos se desorbitados y su corazón literalmente dejó de latir. Él ya sabía a que venían tamaños manganzones, pero esa imagen no estaba dentro de sus planes. No sabía qué hacer primero. Si pararse y acompañar a sus verdugos, si darle alguna explicación veloz a Marlene (ella seguía comiendo tranquila su pizza provenzal sin imaginar lo que estaría por suceder en tan solo pocos segundos), o quedarse sentado y esperar que todo siga su proceso natural. Los manganzones se pararon junto a la silla de Abelardo y lo levantaron por los brazos. Marlene se percató de la escena y se puso a llorar, no entendía que pasaba. Se quedó paralizada viendo como se llevaban a su futuro esposo, cargado por los brazos. Antes de poder reaccionar alcanzó a ver como lo metían en un carro plateado, dentro del cual pudo divisar a Joaquín con un semblante bastante demacrado, casi lloroso.

Marlene se fue directo a su departamento, sin denunciar el hecho a las autoridades. A llegar encontró un sobre azul pegado a la puerta. Lo abrió desesperada pero estaba vacío. Con la mano temblorosa pudo introducir la llave en la cerradura para abrir la puerta. Cuando entró no esperaba encontrarse a Abelardo. Allí esta él, sentado en el sofá, con una vaso de agua de piña en la mano y una maleta a su costado reposando en el suelo. Sin mencionar palabra alguna, se paró del sofá, se despidió con la mirada y se marchó.

Marlene se quedó desconsolada sin poder comprender su desgracia. Nunca se casó. Nunca se volvieron a ver. Abelardo estuvo internado en un hospital para enfermos mentales por un tiempo y luego desapareció, nunca más se supo de él.

7 comentarios:

ale dijo...

cha que Mino, no entendi tu cuento :\

exijo una explicacion!

El Minotauro dijo...

lo q pasa ale es que esta semana la peluca está incomprendida. en realidad lo escribí con la idea q no se entienda muy bien, o que cada quien entienda lo que quiera. más q un cuento es un sueño, y los sueños no hay q entenderlos sino interpretarlos.

Yo dijo...

¿Quienes eran los manganzones? Creo que alguna vez leí o vi una pela lejanamente similar. Si sabes cuál es se agradecería el dato :)

Anónimo dijo...

Primero el tunche con su super enigma con frases geniales, y ahora el mino se contagio con su cuento con final inesperado.
me gusta.
Si esta bien escrito me gusta, y ustedes escriben muy bien chicos.

El Minotauro dijo...

Karen D, Bienvenida a la Peluca. No me acuerdo haber visto o leído algo parecido, pero acabo de ver la ultima película de los hermanos Coen, A Serious Man, y podría decir q es lejanamente similar a mi post.

ºMº dijo...

Este Post y el anterior me dejaron boquiabierta y encantada.
Hace un buen tiempo no pasaba y fue sorprendente encontrarme con esto.

Aplausos desde Colombia chicos!
Y un abrazo muy grande.

El Tunche dijo...

Gracias M :)
ya se extrañaba la colombiana poeta!

Un abrazo y Adelante Mockus!! (un idolo)