Los pajaritos cantan...

Los que vivimos en Lima sabemos que el cielo es gris. Alguno que otro día nos emociona un día de cielo azul. Pero la constante es nublado. A pesar del color del cielo, en esta ciudad la lluvia es una canción de Eddie Santiago. Nosotros conocemos de garuas, llovisnas o humedad 100%, pero lluvia? Preguntenle mejor a Gene Kelly.
La lluvia muchas veces es fastidiosa. Hace que la gente se guarde en sus casas, estar pendientes de un paraguas o un impermeable, recibir un chapuzon de un conductor apurado o meter la pata en un charcaso. Pero acá en lima nada de eso, fresh, no hay lluvia, no tenemos que estar pendientes del tiempo, weather, meteo, cada vez que salimos a la calle. Sacas tu chompita no mas y con eso te las arregla en caso de algún imprevisto.
A mi me inquieta el hecho de vivir en una ciudad que no llueva. No porque las calles no se limpien o las plantas no se rieguen sola. Ni porque las lluvias ayuden a estabilizar la atmósfera o cosas por el estilo. Me preocupa realmente que los limeños no estamos pendientes del cielo. No necesitamos mirar al cielo para saber si va a llover o no. Por mas gris que este, por más nubarrones que cubran la capital, sabes, casi con una seguridad soberbia, que no llueve ni cagando.
Y así pues nos pasamos el día mirando al piso, a las paredes o mirándonos las caras, y nunca miramos al cielo. Nunca nos damos un momento de apertura, de libertad, de introspección, de relajo, de paz, etc.
Mi teoría es que si miráramos mas seguido al cielo, seriamos mejor personas, mas tranquilas, viviríamos más a gusto. Y definitivamente la cara de Lima combaría enormemente.
Hago un llamado a todos los pelucones y peluconas limeños para envalentonarnos (palabra que proximamente sera incorporada al diccionario de la peluca) y mirar al cielo un ratito cada día, aunque este horriblemente nublado, miremos arriba y pensemos que con ese pequeño acto cuasi banal nos estamos convirtiendo en mejores personas y por tanto generando el cambio que Lima merece.