Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

13.9.09

La ruta del Shambar


El jueves en la mañana estaba sentado muy plácidamente en mi sofá cuando recibí una llamada. Era mi broder Murdok, me dice que se está yendo a Trujillo por el fin de semana y si tenía ganas de acompañarlo. Entro a la página web de LAN y encuentro un pasaje barato. Lo compro, y la noche siguiente ya estaba rumbo a la cálida ciudad norteña, terruño de mi abuela materna (en realidad ella nació en Cajabamba, pero luego vivió toda su niñez y adolescencia en Trujillo).
Durante el corto vuelo (poco menos de una hora), me acordé alguna de las historias que me contaba mi Abuela sobre su infancia trujillana. Me decía que los lunes eran días especiales. El común de la gente no es muy amante del primer día de la semana, será que nadie quiere dejar atrás el fin de semana y prefieren alargar el domingo lo máximo posible, pero lo cierto es que el lunes siempre llega y en Trujillo inventaron la fórmula perfecta para querer un poquito más ese día tan poco deseado.
Aterrizamos en el imponente aeropuerto que recibe el espectacular número de 3 vuelos diarios, y en la puerta del avión nos estaba esperando ya nuestro excelente anfitrión Teo. Una pequeña vuelta por la plaza de armas y unas infusiones antes de irnos a dormir porque si que nos esperaban unos días complicados para nuestros intestinos.
El sábado por la mañana comenzó tranquilo. Un desayuno ligero. Un paseo por “tacorita”. Un café. Algunas pequeñas compras antes de comenzar la faena.

Al medio día el televisor estaba ubicado donde debía estar para poder disfrutar de toda una tardefutbolera, mientras las brasas hacían su trabajo en 3 flancos distintos. Por una lado estaba la parrilla, más tradicional, unos chorizos, un gran corte de lomo fino con sal gruesa, y un pequeño conejito. En otra esquina estaba la caja china, que albergaba algunas papas de diversas variedades, un pato al limón embuchado con ajos y unas tiras de chancho con harta canela china. Pero en el centro del jardín, yacía la vedette de la tarde: el cilindro. Esta impresionante bóveda de metal, perfectamente acondicionada para cocinar cualquier tipo de carne a la perfección. Los resultados son impensables: una carne tierna y jugosa en su punto cubierta por la piel más crocante y sabrosa nunca antes vista. Unos pollitos y unas tiras de chicharrón que simplemente no tienen competencia alguna. Y claro, ya se imaginan ese saborcito ahumado. Realmente un manjar. Como diría mi amigo Palacios: “Piaccere du Monge Bocato di Cardinale”.
Ni contarles como terminamos el día. Lo único que podíamos hacer era tomarnos otra infusión más.
La mañana siguiente no le dimos mucha importancia al desayuno porque sabíamos que nos esperaba otro faenón. Esta vez era momento de visitar a la señora Caffo en busca de algo más tradicional. La cecina de lomo fino. Unos trozos de carne seca crocante que cuenta la leyenda son cocinados en hornos de barro originales de la cultura Moche. Se acompaña con canchita, cebolla, yuca, ají y una chela bien helada. Esto es como un piqueito, porque después viene el plato de fondo: Chita al limón con una mayonesa ligera por encima y el popular pepián. Realmente cuesta pensar en tanta comida junta, pero de pronto no sabes cómo, lo único que vez en los platos son algunas espinas y un poco de la lechuga que viene como decoración. El día estaba liquidado, que más podíamos hacer. Bueno, seguir tomando infusiones, eso nos aliviaba un poco de tanto castigo abdominal.
Lunes otra vez, sobre la ciudad…
Desayunamos un cafecito en el Oviedo. Tranquilo no más para comenzar el día, porque a media mañana ya empezaríamos de nuevo. El Búho nos esperaba para servirnos un sanguche triple de jamón y huevo. Mismo sanguchito de cumpleaños pero en versión XL y puesto a la plancha, cosa que quedaba medio caliente y tostado por los cuatro costados.
Ahora sí estábamos a punto de entender cómo es que hacían los trujillanos para hacer del trágico lunes un día más llevadero y poder así comenzar la semana con una mejor cara.
El Shambar
Este bondadoso potaje que se consume religiosamente todos los lunes del año. Se trata de una sopa a base principalmente de trigo. Reforzada por cuanta menestra se tenga a disposición. Frejoles, garbanzos, arvejas, pallares, zarandajas, etc. Todo esto se cocina algunas horas con un aderezo tradicional de cebolla y ajíes con su punto de achiote. Hasta aquí podría parecer comida de loco, pero créanme que esta años luz de serlo. El chancho mete su cuchara. Básico sumarle algunos trozos generosos de su pellejo y también algo de jamón curado. Esto le aporta un toque bastante peculiar que hace del Shambar un plato tan querido y venerado. Además se acompaña con unos trozos de chicharrón, canchita, cebolla en juliana, limón y huacatay o algunas hojas de culantro. Tienes que probarlo para entender la magia de esta sopa, estoy seguro que hasta a Mafalda le gustaría. Definitivamente te hace ver el lunes más soleado y de seguro que tendrás una semana menos nublada.
Me hubiera gustado poder despedirme de la provincia con este plato, y llegar a lima con ese sabor en la boca, pero para bien o para mal nuestro vuelo salía en la noche, por lo que todavía teníamos algunas horas más para explorar la ciudad.
Un heladito a media tarde en el conocido “El Chileno”. Maneja los sabores clásicos bastante bien. Buena lúcuma, lo cual es importantísimo. Un excelente manjar blanco me sorprendió mucho. Y una guanábana bastante aceptable. La forma como enrollan un sabor con otro y te lo sirven en un cono artesanal de forma bastante simpática, son algunos de los detalles que solo ves en provincia.
De ley había que regresar a lima con un par de “kinkones” y una latita de natilla, que aunque creo que es oriunda de Piura, hace ya muchos años que es la hija predilecta de Trujillo.

Ya de noche Teo nos lleva al aeropuerto, pero no podíamos irnos sin antes visitar Huanchaco. Fue así que caímos en la sanguchería “El Generoso”. Una foto de Kina Malpartida firmada por ella misma adorna la pared. Para hablar de sanguches es otra historia, pero la firme, esa hamburguesa a lo pobre estaba bastante buena. Y los tequeños de manjar blanco sí que fueron toda una novedad, altamente recomendables.
Ahora sí teníamos que subir al avión, pero antes era muy necesaria otra infusión más.
Mis intestinos hasta ahora no me perdonan el trajín, y creo que tienen razón, tanta infusión les ha caído mal.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

hmmmmmm

hambre hambre hambre... me voy a almorzar :)

Carlos Enrique dijo...

En el norte si no pruebas la comida no has estado.

Saludos!

http://twitter.com/cae_moncadaleon

MariaPia dijo...

Nunca probe eso. Obviamente en alguna visita al norte lo tendre que hacer.
Y Mino, eso del barril es un metodo artesanal afalta de horno o parrilla o que???

Denise dijo...

que rico sono eso, propongo una reunion de todos los hinchas del blog para conocernos y tu Mino prepares algo ya que con tus posts culinarios ya me provoco probar algo hecho por ti .
QUE DICEN QUERIDOS PELUCONES???

El Minotauro dijo...

MariaPia, te paso un link para que veas como es el tema del barril: http://www.cilindroperuano.com
Dicen que la tradicion nace en Chincha hace bastantes años. Para mi ha sido un gran descubirmiento, no se como no se difunde más. Hay que recuperar el tiempo perdido.

Denise me gusta tu idea, vamos a darle forma!

Damian dijo...

bueno a penas pueda probare el shambar que parece rico.no sabia de su existencia

Anónimo dijo...

Mino no se porque me causa curiosidad esa famosa ¨infusion¨ de la que tanto hablas.
Sera que esta ¨hierba¨ no iba en taza sino mas bien empapeladita? ;)

El Minotauro dijo...

Lo HOUSTON!
Por motivos literarios y desmemoriados omití en el texto a doña Pia. Anfitriona extraordinaria, gran cocinera, amiga y amante del Shambar. Para ella un saludo y cariño especial.
También una mención especial al Chueco, maestro del cilindro (pásame tus fotos del facebook).