Los 10 mandamientos de mi viejita

1) No le pegues a tu hermano.
2) No molestes a tu hermana.
3) Ya te comiste dos helados, suficiente.

4) No te comas los mocos.
5) Hazle caso a tu papa.
6) Haz tu tarea o no puedes ir a jugar futbol.
7) No cruces la Javier Prado en tu bicicleta.
8) No revientes rata blanca.
9) No digas puta, mierda, chucha ni carajo.
10) No veas “la serie rosa”.

Ya de muy niño fui educado en base a 10 principios fundamentales. Fundamentales en el sentido que creo todo ser humano debería ser adoctrinado desde muy crío con ellos. Estos son los llamados “10 mandamientos de mi viejita”.
Gracias a ellos me he convertido en la persona que soy ahora. Una persona correcta, de principios graníticos (como el granítico Chumpitaz “capitán de America”), digno representante de la especie humana ante un futuro congreso intergaláctico alienígena, con altísima capacidad de empatizar con los muimuyes y demás critters, etcétera, etcétera, etcétera y etcétera (siempre son 3 pero hoy estoy envalentonado).
Podría seguir con la interminable lista de virtudes que poseo gracias a “los 10 mandamientos de mi viejita” pero prefiero abrir una ventana hacia mi realidad, con la opción a que la brisa que entre los refresque también.

1) A mi hermano le rompí 2 dientes, 2 ojos morados, múltiples contusiones, abrasiones, excoriaciones, traumatismos encefalocranenanos y demás torturas. No fui malo, cumplí el rol. Nos queremos y mucho. El tenia algo de masoquista y yo de sadismo… complementarios. Falle en ese mandamiento ampliamente (el derecho divino de ser el hermano mayor fue mas fuerte).

2) A mi hermana la jodia hasta cuando dormía, Leia su diario secreto contándole luego a todos mis amigos los datos obtenidos para obtener un beneficio inmediato (mi hermana y yo estuvimos en la misma promoción del colegio). Falle con ese también.

3) 2 helados era el límite. Luego venían las quejas de dolores abdominales (la mayoría de veces ficticios para evitar la tortura de asistir a mi centro de estupidizacion sistemática). Pero luego de intensas negociaciones con los heladeros de la zona lograba contrabandear hasta 5 helados en una buena tarde. Muchas veces también tuve que recurrir al carterismo materno, cual cocainómano vendiendo baratijas ajenas, para abastecerme de la mercancía congelada. Otro Fallo.

4) Que tema! Aun no descifro cual es el origen filogenético, evolutivo o psicodinamico de la obsesión infantil por ingerir el contenido texturizado de las cavidades nasales. No lo entiendo. Pero niño que no se ha morfado alguno que otro no ha sido niño. Calculo, subjetivamente, que un niño sano, ingerirá en el transcurso de su infancia algo así como 2 a 3 kilos de mucosidades nasales. Obviamente este mandamiento fue uno de los mas difíciles de cumplir, por lo que casi ni me esforcé. HOLA SOY EL TUNCHE Y DE NIÑO ME COMI LOS MOCOS. Pero doy fe que tiene cura.

5) Este me resultaba muy simple. No tenía conflictos ni tenia que pensar mucho en como sacarle la vuelta al mandamiento numero 5. Le hacia caso solo en su presencia. Apenas se vislumbraba una grieta donde cabía mi cabeza (que proporcionalmente con mi cuerpo en ese entonces era grande. Ahora ya todo esta en proporción armónica) daba rienda suelta a mi espíritu anárquico y a algunos rasgos psicopáticos que poseía/poseo? Una raya más al tigre.

6) Calculo que en mi vida escolar debo haber cumplido con mis tareas escolares en un 25 porciento (con miedo a exagerar). Poniéndolo en otros términos, la relación entre tiempo ocupado en realizar deberes escolares (obviamente fuera del encarcelamiento disfrazado de Ramón Castilla) con el tiempo empleado en correr detrás de una pelota podría ser de 1 a 500 (1/500). Para los nulos en numeritos: 1 hora de tareas por cada 500 horas de dictar cátedra en las canchas. Por ende, este mandamiento fue destrozado, cercenado, decapitado sin mayor miramiento.

7) La avenida Javier Prado. El símil limeño de la 9 de julio Bonaerense o la avenida de la Reforma en el D.F mexicano. Arteria donde 1 de cada 3 personas que osa ultrajarla perpendicularmente muere arrollada, justamente, por los justicieros de la ciudad (estos no tienen batimovil, tienen combis. No usan disfraz, usan pantalón de vestir, camisa manga corta, mocasines, medias blancas y gorrito con el logo de alguna tienda de repuestos haciendo equilibrio en la coronilla). Yo con mi bicicleta Monark azul, con los frenos gastados y mi coordinación psicomotriz no muy desarrollada me consideraba un avezado. Sistemáticamente hacia caso omiso al mandamiento numero 7 ya que había descubierto un sitio estratégico en la otra orilla de dicha avenida donde podía violar el mandamiento número 8 que describiré a continuación. Además el barrio inmediato a mi vivienda ya había sido conquistado por mi pandilla (no habían mas timbres que romper con nuestras cuchillas suizas), necesitábamos colonizar nuevos territorios (como Atila el rey de los Hunos). De nuevo, mandamiento violado.

8) Y llego a este mandamiento. Uno de los más importantes para mi madre. En fechas especificas (navidad, año nuevo) hacia hincapié en el cumplimiento de dicho precepto con fervor casi evangélico. Esto me daba muchas más fuerzas y energía para violarlo. Me hizo desarrollar la valentía necesaria para romper el mandamiento 7 cosa que le agradezco a mi mama hasta el día de hoy. Comprar la famosa “rata blanca” era casi como hacer un pase de droga. Uno tenia que conocer la gente especifica y no hablar más de la cuenta. Costaban 3 o 4 soles, lo cual era todo un capital para mí. Esto me llevaba a comportarme de manera servil y cortéz meses antes a la época indicada para hacerme acreedor a cuantiosas propinas (siempre en monedas) por mi buen comportamiento. Ilusos... Una vez adquiridas, acudíamos al parque local para detonarlas previo Fumanchú. Admito me daba un poco de miedo ser el encargado de encenderlas.

Mecha corta… (las ratas y yo).

9) No ser bocasucia. Nunca olvidare como una profesora de ingles, toda una lady, arrastro de las mechas a un amigo muy cercano hacia un lugar poco iluminado y algo desolado dentro de nuestro Guantánamo estudiantil procediendo a cumplir con la amenaza siempre escuchada pero nunca presenciada. Le lavo la boca con jabón. Aunque estoy casi seguro que fue con nuestro querido producto nacional “Sapo sapo SAPOLIO”, ese que arrasa con la grasa sin dejar rastro. En mi caso confieso que evitaba romper este mandamiento frente a los dioses pero es más que evidente que el precepto dictado no se limitaba a ser cumplido solo en presencia directa de mi viejita sino también en virtud de su omnipresencia. Definitivamente no di la talla para cumplirlo.

10) Y por ultimo, el décimo mandamiento. Supongo que todos vieron alguna vez “la serie rosa”. Domingos 12 de la noche canal 13. A continuación, para los mas resistentes y testosteronicos, “Las chicas de la oficina” (esa nunca me fue prohibida, dudo que haya conocido esta otra serie. Menos glamorosa, de origen gringo por lo tanto mas chabacana). Para los que no gozaron de esta gloriosa serie Francesa (con traducción al español por las mas dignas representantes del acento de la madre patria) las tramas, bastantes simples, escenificadas en la edad media europea, donde tras líos maritales, infidelidades y demás temas de pareja, uno podía ganarse con alguna que otra glándula mamaria o algún acto amoroso fina y discretamente montado (en la foto Penelope Cruz haciendo sus pininos en actuación por llamarlo de algún modo elegante) lo cual era suficiente para liberar los más bajos instintos de cualquier niño, cuasi púber. También es claro que ese mandamiento fue FELIZMENTE violado.

Y bueno, para concluir debo acotar que por momentos me invadía la culpa por mis herejías. No creo que ese haya sido el objetivo de mi mother. Ella creció con los mandamientos de mis abuelos. Así que solo continúo el ciclo.
No terminare con un mensaje ni moralista ni anárquico, pero creo que la mayoría de veces las reglas solo existen para ser rotas, sobretodo cuando son reglas irracionales y que van en contra de la naturaleza humana (aquí no estoy hablando de los mandamientos de mi viejita, eso era solo un ejemplo… sino se molesta).
Libre albedrío, libre elección, democracia, libertad, pero libertad real no la simulación de libertad impuesta como la que vivimos.
Si te quieres drogar, drógate!, si quieres casarte con Pancho y tu te llamas Pepe, cásate!, si sientes que te sobra un colgajo de piel entre las piernas y eres infeliz por eso, sácatelo! Y podría seguir y seguir.
Ojo que no hago juicios de valor, yo no decido que esta bien y que esta mal. Cada uno es responsable por sus actos, eso es todo.

Y ahora si para terminar: un beso para mi mamà.