Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

15.7.09

Cambalache*

Aquel equipo de fútbol, rioplatense (no daré más detalles ya que lo que importa es la anécdota y no el nombre de los actores), llegó a Europa sólo 24 horas antes de su primer partido con una de las más prestigiosas formaciones del Viejo Continente (tampoco aquí daré más detalles). Apenas tuvieron tiempo para una breve sesión de entrenamiento, en una cancha más o menos marginal, cuyo césped era un desastre.
Cuando por fin entraron al verdadero campo de juego (el field, como dicen algunos puristas) quedaron estupefactos ante las descomunales dimensiones del estadio, las tribunas repletas y vociferantes y también ante la atmósfera helada de un enero implacable.
Como es habitual, se alinearon los dos equipos para escuchar y cantar los himnos. Primero fue, lógicamente, el del local, que fue coreado por público y jugadores, seguido por una cerrada ovación.
Luego vino el de los nuestros. La grabación era espantosa, con una desafinación realmente olímpica. No todos los jugadores conocían la letra en su totalidad, pero al menos coreaban la estrofa más conocida. Sólo uno de los deportistas, casualmente un delantero, aunque si se acordaba del himno, decidió cantar en su reemplazo el tango cambalache: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos diez y en el dos mil también“. Sólo en el palco oficial, unos pocos aplaudieron por compromiso.
Cuando concluyó esa parte de la ceremonia, y antes del puntapié inicial, que estuvo a cargo de un arrugado actor del cine mudo, los jugadores rioplatenses rodearon al delantero díscolo y le reprocharon duramente que cantara un tango en lugar del himno. Entre otros amables epítetos, le dijeron: traidor, apátrida, saboteador y cretino. El incidente tuvo inesperadas repercusiones en el partido. Por lo pronto, los otros jugadores evitaban pasarle la pelota al saboteador, de modo que éste, para hacerse con ella, debía retroceder casi hasta las líneas defensivas, y luego avanzar y avanzar, eludiendo a los fornidos adversarios y pasándola luego (porque no era egoísta) al que estaba mejor colocado para tirar al arco.
Los europeos jugaron mejor, pero faltaban pocos minutos para el final y ninguno de los equipos había logrado perforar la valla contraria.
Así, hasta el minuto 43 del segundo tiempo. Fue entonces que el apátrida recogió la pelota de un falso rebote y comenzó su desafiante carrera hacia el arco adversario. Penetró en el área penal, y en vista de que hasta ahora sus compañeros habían desaprovechado las buenas ocasiones que él les brindara, dribleó con tres geniales vaivenes a dos defensas, y cuando el guardameta salió despavorido a cubrir su valla, el cretino amagó que patearía con la derecha pero lo hizo con la izquierda, descolocando totalmente al pobre hombre e introduciendo el balón en un inalcanzable ángulo de la escuadra. Fue el gol del triunfo.
El segundo partido tuvo lugar en otra ciudad (no entro en detalles), en un estadio igualmente impresionante y con sus tribunas de bote en bote. Allí también llegó el momento de los himnos. Primero el local y luego el de la visita. Aunque la banda sonora, iba por otro rumbo, los 18 jugadores, perfectamente alineados y con la mano derecha sobre el corazón, entonaron el tango Cambalache, cuya letra si era sabida por todos.
Aunque se ganó también ese partido (no recuerdo exactamente el resultado), los indignados dirigentes resolvieron suspender la gira europea y sancionar económicamente a todos los jugadores, sin excepción, acusándoles de traidores, apátridas, saboteadores y cretinos.

*Mario Benedetti - Buzón de Tiempo

Joan Miró - Carnaval Arlequin

Que facilidad de palabra de un grande. Que historia tan simple y simpática que esconde una gran profundidad. Como lo importante puede ser tan polivalente. Hoy estas de un lado mañana del otro. Como enaltece el comportar lúdico y lo carga de una magia impresionante casi religiosa. Claro que no todos tenemos los mismos valores y como muchas veces la doble moral puede ser tan fuerte y tentadora.

Un cuento maravilloso dentro de una recopilación llena de sorpresas e intrigas. Un libro cargado de esquinas que siempre nos sorprenderá cada vez que las doblemos.

7 comentarios:

Denise dijo...

Lindo cuentito

Maria Pia dijo...

Benedetti fue un genio, es una gran pena que se fuera. Pero gracias a dios su obra queda.
Gracias Mino por recordarlo con este bonito post.

°M° dijo...

Ojalá en sus letras Mario nos descubriera el secreto de su eterna niñez! O tal vez lo descubre pero nos negamos a ver lo simple.

Muchas gracias por ponerlo Mino.

Saludos!

°M° dijo...

apropósito de Miró!
http://www.youtube.com/watch?v=YIEibAClWsI&feature=related

El Minotauro dijo...

Si pues, de hecho Benedetti es (su obra está presente) un capo y lo que más me gusta es la facilidad con la que escribe y de cosas simples, terrenales.

Simpatica animacion "M". Haz visto su fuente de mercurio?

·M· dijo...

No la había visto. La acabo de buscar y vi fotografías y un video de la fuente en movimiento. Pero según entendí la fuente es de Alexander Calder y está ubicada en la fundación Miró de Barcelona ¿Es así?.

Como sea, es hermosa! es de esas cosas que creo que nunca se me hubiera pasado por la cabeza!

El Minotauro dijo...

Es correcto M. Aunque de hecho ahora q lo mencionas, Miró es como como un Calder estático, o Calder un Miró en movimiento.