Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

26.6.10

Parado frente al espejo

Uno debería esforzarse en observar con mayor agudeza las cosas desde cerca... así se evitaría que se alejen fuera de nuestro alcance.
Y así es como empiezo un pequeño relato basado en alguien no muy lejano a mí, felizmente, desde mi acomodada ubicación. Tomar en cuenta, como suelen hacerlo los inteligentes, que todo relato está sujeto a verdades y medias verdades, dependiendo del humor e intención del autor.

Niño él, un torbellino lo comandaba. Arremetía con la vitalidad de un cachorro, curioseando a placer, y ya todos conocemos el destino de los curiosos... más aún si se es pequeño como un ratón. Pero este ratón era distinto. Sus embates no cesaban a pesar de las marcas propias de la cicatrización de su piel guerrera.
Con el tiempo, excento de voluntad, se convirtió en secuestrador. Hacía rehenes a quienes se cruzaban por su camino. Existen pocas armas tan infalibles en el arsenal humano como lo es el  carisma.
¿Sería por su consagrada y famosa osadía?  ¿Sería por sus frecuentes y temporales ausencias de algún que otro diente, que le daban la apariencia de la caricatura clásica del niño travieso? Ejercicio inutil en el que me encuentro. La facilidad de hacerse querer sin querer y de generar simpatías sin el menor esfuerzo, es como el aire; no se ve pero se percibe con facilidad. Así era es él.

Yo, al tener el implícito derecho de inquisidor, merced de la jerarquía de los años -digamos que por el principio del Utipossidetis-  usé y muchas veces abusé, sin malicia, de mi pobre víctima. Toda culpa que podía sentir ante infinidad de patadas voladoras, ojos moreteados y experimentos de lucha libre, era hasta cierto punto apacigüada gracias el aparente disfrute masoquista de aquel lanzado ratón.

Años más, mi cerebro atestado del efluvio de testosterona y rebeldía, propio de la edad, me alejó de este personaje. Yo era casi un adulto y no estaba para niñerias, tontamente (la adolescencia.... tiempo de tontos y tonterías) me decia. Lo empujé lejos aún viviendo a 5 metros de su guarida.

El protagonista de esta historia, poco a poco - aunque para mi, de golpe- creció. Pero eso no le resto la virtud del carisma aballasador que tantas veces me intimidó. Por cierto que ante las comunes y sanas búsquedas que un jovenzuelo empezaba a experimentar, hacía, una vez más, que brotará mi autoasignado rol de protector, juzgando las acciones adecuadas que debía tomar esta alma inquieta y -tiempo después lo entendí- incontrolable.
El loco lindo, de quién me preocupaba como si de un pupilo se tratasé, me dejó bien en claro que éramos iguales; mi escalafón perdió peldaños dejándome al ras de esta alma desatada. El lector entenderá que esto, considerando que el que escribe en esos tiempos recien afeitaba un ridículo bozo, significó un batacazo, un cachetadón. Perdí los galones de mi uniforme con que la ventaja etárea me había premiado.

Bueno. El tiempo como las olas no tienen dueños, y así sucedieron algunos años más. Ya acostumbrado a chocar hombros al mismo nivel, empecé a notar algo que en inició me asustó, pero que luego se convirtió en una gruesa cadena (pero fabulosamente elástica) que hasta hoy resiste: Me comencé a ver reflejado en aquél loco carismático de una manera increíble.
Fuerón muchas las ocasiones en que se lo mencioné, y nunca supe si realmente le hice entender la manera en que me impactó tal conclusión. Pero la búsqueda de la identidad propia es un proceso, muchas veces interminable...así que al menos para mi, tener un reflejo tangible de muchas de mis propias tendencias, se convirtió en un lujo que, supongo ante mi ya conocida ignorancia, solo los realmente afortunados pueden tener.

Como era previsible, esta alma inquieta por naturaleza, decidió embarcárce en una travesía que solo los atrevidos osan emprender. Se alejó de la comodidad y sobre todo de la cruda desigualdad social, intolerable para él y que sigue apestando gran parte de nuestro país, para sumirse en una lucha, por unos años de naturaleza  física, que a la larga (o la corta....solo él lo sabe) se tornó en ideológica. Durante un par de años me convertí en su nexo y sostén, ó por lo menos intente serlo, que me costarón muchas noches de insomnio y angustias, rídiculas en comparación a las noches que él eligió vivir.

Este vehemente y corajudo, ya a una distancia considerable (exactamente 12,751 kilómetros), vive con todo el manejo de un hombre buscando su destino, superando las pruebas con sudor -que no necesariamente proviene de sus palmas- y poco a poco va logrando el éxito; ya no escandaloso ni bullero, sino el tímido triunfo que llena de luz a los muchos que lo queremos. Este ratón, ya con dientes completos, ya sin ojos magullados ni avezadas hazañas, intenta engañarnos a todos... pero no somos pocos los que sabemos que ese loco lindo, con una vitalidad hasta para prestar, sigue ahí adentro, tomándose un respiro tal vez porque el cuerpo ya no es el mismo, pero su cabeza y alma sigue siendo la de ese torbellino, con dientes rotos y rodillas raspadas.

El protagonista de este subjetivo relato quiere y se deja querer, pero en su manera particular. Como a muchos, al menos como a mí (no olvidar que aún lo sigo considerando un reflejo de mi ser con vida propia), los conflictos internos nunca terminan de aparecer, y de nuevo me repito; que lujo tengo al contar con esa cadena gruesa y elástica, para sincronizarnos y confundirnos en los mismos dilemas.

Eres un lujo de hermano Chunchito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lindo post Tunche, me has hecho llorar un poquito. Que lindo que tengas esa relacion tan linda con tu hermano. Como tu dices , es un lujo.

Toti dijo...

Los dos hermanos mas churros que hay!! para comer y para llevar!!! ;)

Anónimo dijo...

LINDO!!!

Anónimo dijo...

NEGROS RICOSSSSSSSSSSSSSSSSSS