Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

15.6.10

PORCOR

Los peruanos, por más nacionalistas y amantes de nuestra bandera que nos podamos considerar, somos en esencia alienados y solemos incorporar palabras extranjeras a nuestro vocabulario (de preferencia si son palabras de los Estados Unidos de Norte América). Estas palabras ni siquiera las usamos tal cual, sino que las transformamos a nuestra forma de hablar. Hacemos un exhaustivo trabajo de deformación fonética de palabras foráneas y las incorporamos a nuestro florido vocabulario cotidiano. Un claro ejemplo es el “Porcor”. Esta palabra tiene sus orígenes en un tipo de maíz llamado popcorn o Zea mays averta, que significa maíz volteado de adentro hacia afuera (como la leyenda del perro peruano). El grano de este maíz tiene la particularidad, debido a sus cualidades, de reventar en una estructura aireada y formar lo que nosotros conocemos como “Canchita”. Muy distinta a nuestra tradicional canchita salada o serrana que no es más que un grano de maíz tostado sin reventar. Esta extraña forma que adopta dicho tipo de maíz fue popularizada por los gringos y se convirtió en una tradición en las salas de cine. Es así como hoy no podemos concebir ir al cine y no encontrar un puesto de venta de canchita. Inclusive si vemos una película en casa (obviamente DVD pirata) no puede faltar su clásico tazón de canchita. Lo curioso es que esto es un fenómeno mundial y cada país tiene su propia forma de llamar al universal Popcorn. Cancha, palomitas de maíz, rosetas, canguil, pochoclo, pororó, cotufas, poporopos, maíz pira, crispetas, cabritas, pipocas, rositas de maíz, maïs souffllé (maíz inflado), maïs éclaté (maíz reventado), etc. Y así como se ha difundido a nivel mundial también ha migrado de las salas de cine a los estadios de futbol, circos, teatros, parques, playas, kioscos de colegios, cumpleaños, e incluso supermercados. Y dependiendo de lugar donde se consuma se pueden notar algunas diferencias. Por ejemplo la del cine es la estándar, hecha por una gran máquina al momento (al menos en las multisalas) con un sabor neutro, con excesiva cantidad de sal (para que te de sed y compres una bebida carísima) y servida en unas cajas de cartón. En algunos lugares puedes echarle un polvo sintético con sabor a mantequilla, pero eso ya es bajo responsabilidad de cada quien. La canchita de circo o estadio es más artesanal, viene en presentación bolsa de plástico con nudo, y es de dudosa procedencia. Aunque su sabor a sal marina inconfundible me remonta a la infancia y me transporta al pasado. Se dice que para llenar las bolsitas el artesano primero las infla con su aliento, para así hacer más fácil su tarea. Es probable que sea ese el secretito del sabor inconfundible. Pero para mí no hay mejor canchita que la hecha en casa. Pones en tu olla tu aceite, hechas el maíz, tapas la olla y esperas que comiencen a reventar los granos uno por uno. Escuchar el primer grano chocar contra la tapa emitiendo un eco que anuncia que tu canchita estará lista en pocos segundos es una experiencia única. Luego le sigue el segundo y tercer grano, así poco a poco hasta que finalmente se convierte en una sinfonía de explosión. Hasta que finalmente va bajando la intensidad hasta escuchar la última explosión antes de abrir la olla y encontrarte con un mar blanco de maíz reventado que rápidamente será devorado (a veces esa no es la última explosión y ya con la olla abierta sucede la verdadera última explosión). Su toque de sal, y listo, para que más, aunque variantes sobran. Hay quienes aun en la olla le agregan mantequilla para que esta se derrita y la canchita actué como una esponja. Otros le agregan azúcar para caramelizarlas o si no un buen chorro de leche condensada. También se le puede agregar tabasco, pimienta, orégano, aceite de oliva o finalmente lo que su imaginación y estomago deseen. Que generosa que es la canchita. Existe el mito de que la canchita no engorda, y mucha gente que hace dieta suele utilizarla como paliativo ante los inminentes ataques de gula de media noche. Será motivo para escribirle a los MythBusters y sacarnos de dudas. Para mí lo mejor de la canchita hecha en casa es cuando se acaba. Cuando solo quedan los granos que no reventaron. Esa es la mejor parte. Primero hay que actuar con inteligencia, tienes que saber cuáles comerte. Los que están muy chiquitos es probable que estén totalmente crudos, así que mejor ni mirarlos porque te pueden costar cuando menos una tapadura sino un diente completo. También deben de evitar comerse las cascaritas que pululan por allí, esas inevitablemente se te quedaran atracadas en la garganta y allí si no hay dedo que te salve. Hay otras que no han reventado pero que son más grandes que las demás, esas de allí serán fáciles de mascar pero te quedaras un buen rato con el almidón en tu boca, como si estuvieras comiendo coco. Y las que sí son el máximo placer, aunque son bastante escasas, son las que han querido reventar pero se han quedado a medio camino, puedes ver algunas partes blancas y otras amarillas (como si fuera un huairuro), esas si son el éxtasis absoluto. No sé porque a nadie se le ha ocurrido aun producir masivamente esas canchitas a medio reventar. Te imaginas ir al supermercado y comprarte directamente tu bolsota de canchitas a medio reventar, sería un éxito total. Como se habrán dado cuenta no he mencionado la palabra “microondas” en ningún momento, porque sinceramente creo que es un exceso de flojera y un insulto al ser humano, así que dejémosla de lado. Alabada sea la olla!

4 comentarios:

hombrecito dijo...

La canchita de microondas, como dice la Lewinsky: NO ME LA TRAGO!

El Minotauro dijo...

Grande Chica V, espero ser uno de los 30 afortunados de tu reality!

El Tunche dijo...

y yo...

Maeve dijo...

Hola Sr. Minotauro, de acuerdo con ud.
La canchita es lo mejor!! faltó incluir la de los santos en bolsitas con lacito de cinta de agua con las puntas de rulito, jaja.
A mí me gusta comerla acompañada de kola inglesa, y si no hay, de chicha morada.
Lo único que me molesta es la cascarita que se mete entre la encía y el diente.
Saludos!