Iluso él, perdió la fuente de su poder sobrehumano, la peluca. Dalila un día la cambió por un cartón de cigarros, y así llego a nuestras manos, previa coima de ley. Yo (aka El Tunche) y mi hermano gemelo de distinta madre y padre (aka El Minotauro), contamos con la pelucadesansón, la cual nos adjudica el poder y derecho divino de criticar, joder y pastrulear a quemarropa. Tú! ven y hazte acreedor de alguna mecha de la peluca, poder infinito de opinar y divagar libremente. NO LO LEASSSSS

17.8.10

Ay pena penita...

Nuestro país, y en especial la clase política (a la cual nosotros mismos elegimos), demuestran una vez más la improvisación y la falta de ideas claras y lineamientos coherentes que nos conduzcan al desarrollo definitivo y a escapar de la miseria. Una vez más la irresponsabilidad y la demagogia primaron sobre la cordura. Y es que la semana pasada, a raíz de una ola (mediática) de violencia delincuencial, a la congresista Keiko “Cabage” Fujimori, no se le ocurrió mejor idea que poner sobre el debate público (mediático nuevamente) la pena de muerte. Proponiendo su aplicación para casos como el de delincuentes llamados “marcas” que dejen paraliticas a sus víctimas menores de 3 años. Me queda claro que mientras la hija de Fujimori propone debatir la instauración de la pena capital, por su cabeza no pasa el menor atisbo sobre la misma. Lo que la floja congresista piensa en esos momentos es en los votos que puede conseguir en las próximas elecciones. Seguro también está pensando en que puede gastar su tiempo cuando se vuelva a tirar la pera la su trabajo (el honorable congreso de la republica). Seguramente también estará pensando en qué platillo que le va a preparar a su papi para llevarle cuando lo vaya a visitar a su residencia en el fundo Barbadillo. Dudo mucho que Keiko tenga una sesuda propuesta sobre la aplicación de la pena de muerte en nuestro país. Ni siquiera debe conocer los tratados a los cuales deberíamos renunciar, y la constitución que deberíamos modificar, y el número de congresistas que deberían votar, y un sinfín de etcéteras que deberían suceder para poder aplicar esa pena. Pagaría por asistir a la sesión del congreso en que con una hipotética aprobación de la pena de muerte se deba legislar sobre su aplicación. Escuchar a los padres de la patria discutiendo sobre si es mejor la inyección letal o tal vez la silla eléctrica, los apristas gritaran en coro fusilamiento y seguramente Nancy Obregón saldrá a sustentar el linchamiento popular. Como sabemos que funcionan las cosas en nuestro país, lo más seguro es que eso nunca suceda, sin desconocer que en otros países del mundo aun se aplica, es un pena que en el último tiempo suele venir a la baja (siempre que hablamos de aquella que se aplica bajo el marco legal institucional).

Discutir el tema no me parece mal, siempre es bueno poner los argumentos sobre la mesa cuando menos para ejercitar las neuronas, pero llevarlo al plano legislativo me parece totalmente demagógico y estéril. Demuestra además una incapacidad de ser creativo y de proponer temas que sean realmente importantes y más pragmáticos, antes que debatir sobre la pena capital pienso que hay mil formas de legislar para combatir la delincuencia. Basta con reformar el poder judicial, con acelerar los procesos, con hacer que se cumplan las leyes, hacer que en las cárceles estén los delincuentes condenados y no aquellos inocentes sin sentencia, etc. Si yo siendo un total analfabeto en temas legales se me ocurren 3 o 4 ideas, porque un congresista, que además es su chamba, no es capaz de hacer algo al respecto. Obviamente no existe un interés real, solo importa el beneficio personal. Pero bueno, creo que esa es la política aquí y en la China, y hay poco que yo pueda hacer, más allá de cerrar los periódicos y salir a caminar por el malecón.

Fuera de que si es viable o no su aplicación en nuestro país, existen una serie de opiniones de carácter moral, filosófico, disuasivo, practico, de la justicia y hasta de la fe sobre la pena de muerte. Seguro que se podrá discutir hasta el hartazgo que si los hombres tenemos derechos de decidir sobre la vida de otros hombres (los asesinos lo hacen, los estados y sus guerras también). Entonces aquellos que deciden acabar con la vida de otro ser humano pierden el derecho a vivir? O en todo caso ganan la opción que otro ser humano decida (justamente amparado en una ley) sobre su vida? La pena de muerte reduce el número de crímenes ya que los asesinos en potencia le temen a la misma y desisten de sus actos? Es justo castigar a un asesino matándolo? Es la pena que merece? No sería mayor pena hacerlo que se pudra de por vida en la cárcel? Acaso no sería mejor castigo torturarlo? Estaría bien si un juez que confesa la religión judía o católica ordene una sentencia de muerte desobedeciendo el 5to mandamiento? Preguntas y más preguntas con muchas y distintas respuestas que finalmente no pasan de ser un pasatiempo.

Yo estoy en contra de la pena de muerte. Quizá después de ver la película de Javier Corcuera, a la espalda del mundo, quizá por responderme a una de las preguntan de arriba, quizá porque estoy a favor de la vida, quizá porque me nace de las entrañas sin una razón en especial. Pero al margen de estar a favor o en contra, sí creo que en el Perú, dadas las características de muestro país y en especial de nuestro poder judicial no debería existir por ningún motivo esta pena. En primer lugar sin conocer a todos los jueces, presumo que su poder intelectual no sea lo suficientemente adecuado para dictaminar una sentencia de muerte. Además es un sistema que no se rige por la justicia sino mas bien por el poder económico, lo que haría que finalmente nos encontremos frente a un sicariato de estado, en el que una sentencia de muerte se decida por unos billetes. Por otro lado la lentitud de nuestro sistema haría que sea más probable que un procesado muera de viejo antes que se le aplique la pena. Sabemos además la cantidad de errores que se cometen en los procesos y la cantidad de inocentes que están presos y que luego de años se prueba su inocencia y son liberados de la cárcel y creo que con las justas el policía de la puerta le pide disculpas con una palmada en la espalda. Ni siquiera eso podría suceder con un condenado a muerte si es que se prueba su inocencia, no hay vuelta atrás: “es la única pena que de probarse injusta, no se puede corregir”.

*Caricatura de Carlin "La República - 12/08/10"

3 comentarios:

El Tunche dijo...

Imperdible el articulo del loco este.

Refleja exactamente lo que pienso.

http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtRedac_id=ABU

El EKeiko dijo...

Detesto la posibilidad que Keiko sea la futura presidenta del Peru.
A ver si Keiko pone a "debate" algo mas sensato como la posibilidad de indultar a su viejo... LADRONES!!!!

Julian dijo...

Keiko es una cojuda pero mas cojudos son todos los peruanos que son capaces de elegirla presidente.

Por otro lado, cometes un error cuando dices que el quinto mandamiento esta en contra de la pena de muerte, nada tiene que ver el uno con el otro.